-TELLO-

…Llegó Tello a la acostumbrada bóveda o tumba donde se hospedaba y,  ¡Oh, sorpresa! Estaba ocupada. De pronto, escuchó claramente tres horrendas palmadas que resonaron en todos los recovecos del cementerio, mientras los pasos seguían acercándose por el corredor, rumbo a su bóveda…

Tello…

Ese Tello, hijo de Claudinita a era muy inteligente. Inteligente, mientras estuviera sobrio, porque le gustaba tanto el aguardiente que lo bogaba por cantidades; era, además, medio locato e irreverente hasta con él mismo, pues, según afirman sus propios coterráneos, cierta vez le dio por tomarse una gran cantidad tóxico, en una de sus frecuentes bebetas, que, por extraño sino, no le causaron la muerte tan ansiada, lo que siendo en otra persona, hubiera sido una toma necesariamente letal.

En cierta ocasión, un paisano, allá en el Salón Granada, le retó:

Si se toma media botella de aguardiente de una vez, sin despegar el pico, se la regalo.-

-¡Listo! -Respondió Tello.

Se la bogó en cuestión de segundos y al terminar, dijo, muy tranquilo aún:

-A ver ¿No hay otra por ahí?- Efectivamente, se tomó la otra media de aguardiente, pero más despacio.

El cantinero le preguntó al, ya casi ebrio, Tello, sobre qué opinaba del matrimonio, a lo que ni corto ni perezoso le contestó:

-Es lo peor que a uno le pueda pasar, porque vea, (hic): en la iglesia le dan a uno un tiquete de primera clase para que le vaya bien (hic) en el viaje y después, la mujer lo monta a uno es en el mero guardabarros del carro.

Soltaron la carcajada ante la ocurrente respuesta y con una rasca de padre y señor mío, se fue para el cementerio de Granada a plenas 11:30 de una noche oscura de noviembre, apenas medio iluminadas sus calles por la luz hecha en La Cascada que Chucho Suárez dosificaba desde cada esquina del pequeño pueblo.

Mientras tosía, escupía y eructaba, pasó por el frente de la casa de Jaime, su cuñado  y pensó:

-Ahí vive mi hermanita. Qué raro, pero me siento mariao; debe ser que el pasante y el sereno me están haciendo daño.-

El susto del cementerio:

La puerta del campo santo, de tanto ser forzada casi a diario por Tello, esa noche se abrió como por arte de magia, con un chirrido sepulcral de sus bisagras; llegó Tello a la acostumbrada bóveda o tumba donde se hospedaba y,

¡Oh, sorpresa! ¡Estaba ocupada!

Claro, ahí estaba durmiendo una mujer solitaria llamada Solina. La despertó y, regañándola, con su gangosa voz, la hizo pasar a roncar a otra fosa del campo santo.

Se durmió dentro; pero, de pronto se le erizaron los pelos porque sintió unos pasos por el corredor.

-Esa debe de ser Solina. -Se dijo,  tratando de tranquilizarse.

¡Pero ella es muy delgada y esos pasos son muy fuertes!– Pensó, mientras un  frío atenazante subía por su columna vertebral.

En eso estaba cavilando, mientras sudaba (y no propiamente por el calor de la tumba donde se albergaba), cuando, de pronto, escuchó claramente tres horrendas palmadas que resonaron en todos los recovecos del cementerio, mientras los pasos seguían acercándose por el corredor, rumbo a su bóveda.

Ahí si no le quedaron dudas: lo estaban asustando las ánimas del purgatorio que sentían invadido su territorio sacrosanto en ese, su mes de noviembre granadino.

Sacó fuerzas de donde pudo, dando tumbos rumbo al pueblo, corriendo como alma que lleva el diablo.

Epílogo: Comenzó a amanecer y cuando por la vereda La Aurora asomaba el astro rey, Solina salió de su bóveda para limpiar tres plastas de estiércol de vaca depositadas esa noche en el corredor de ese viejo cementerio de Granada.

(Basado en la tradición popular oral y en el proyecto Anecdotario de Granada, de Miguel López Botero y Argemiro Pareja Aristizábal).

Glosario:

-Bebetas: Muy tomador de trago. 

-Bogó: Tomó rápidamente.

-Locato: Algo ido de la cabeza. 

-Sin despegar el pico: Sin descansar ni despegar la botella de los labios al bogársela.

-Guardabarros: Parte incómoda del carro sobre las llantas. 

-Rasca: Borrachera muy severa.

-El pasante: Agua o soda para después de tomarse el trago, a veces amargo.

-Mariao: Ebrio muy rascado. Mareado

-El Sereno: El frío de la noche que, según los bebedores, es el culpable de que se hayan emborrachado y no por el licor que se tomaron.

-Plastas: Estiércol muy blando, casi acuoso de los vacunos.

-Ánimas del purgatorio: Almas en pena que se supone, salen a vagar en su mes, que es el de noviembre. 

José Carlos

¡Opina!
Te puede interesar...

Navegando por Granada

Acumular durante años en su memoria historias, consejas, anécdotas, dichos y apodos para luego contarlas en un lenguaje sencillo, amable y humorístico fue una tarea que se impuso José Carlos Tamayo Giraldo hace más de 25 años para acrecentar el amor de sus paisanos hacia su pueblo, Granada.