
Don Pascual llevaba una olla grandecita; y ese viejito, que venía cada ocho días, fue a tomar sangre y ahí, a la entrada al colegio se sentó en un taburete y se murió. La gente al verlo vomitar sangre dijo que se había reventado por dentro. Así le pasó a Drácula, quien en una fiesta donde sólo servían vino, desesperado pedía sangre. Salió literalmente volando a la calle a buscar su alimento preferido. Inmediatamente volvió con la boca, parte de las alas y la cumbamba manchadas de sangre.
-Maestro, ¿Consiguió la sangre? –
-¡No idiotas; me estrellé contra un poste! ¡Tráiganme toalla, una Aspirina y llamen al dentista! …
LOS VAMPIROS DEL MATADERO
Es viernes a las dos de la mañana, de un año cualquiera de los 70 en Granada: Una caravana de gente enruanada va del pueblo rumbo al matadero. Entre otros, a la luz de luna se distingue a Pascual Montoya, Alberto Duque “La Pipa” , y a un hijo de Alfonso Zuluaga que aún vive en Granada. En sus manos llevan ollas, totumas y vasos.
Llegan y en el matadero, en medio de algunas reses aún vivas, olor a carne y vísceras frescas, charlan y fuman animadamente los matarifes, gozando con los chistes, que, a esa hora, cuenta Francisco Herrera (Reserva).
-El Zuluaga visitante hasta racista resultó, porque observaba bien que el novillo del cual tomaría su líquido vital, hubiera sido bien capado y además, que no fuera negro- Dice mi interlocutor.
Los otros, recién llegados se arriman a los novillos que están en el suelo esperando ser degollados y cuando la sangre sale a borbotones por la herida, cada uno pone la vasija para recibir y beber, desde la fuente, la espumosa sangre caliente, que sorben con avidez. Un espectáculo espeluznante que haría palidecer el mismísimo Drácula.
-Eso lo hacían dizque para coger fuerza… Pero, miren lo que le pasó a uno de esos bebedores de sangre . -Dice don Arcesio-
Don Pascual llevaba una olla grandecita y se la tomaba; y ese viejito, que venía cada ocho días desde su vereda, fue a tomar sangre y ahí, a la entrada al colegio se sentó en un taburete y se murió. La gente al verlo vomitar sangre en cuajarones, dijo que se había reventado por dentro. –
Más o menos como le pasó al legendario Drácula, quien desesperado y con síndrome de abstinencia víctima del cual pedía sangre, sangre, sangre en una fiesta donde sólo servían vino, salió volando a la calle a buscar su alimento preferido. Inmediatamente volvió con la boca, parte de las alas y la cumbamba manchadas de sangre. Sus amigos, intrigados por la velocidad con la que volvió, le preguntaron:
-Maestro, ¿Consiguió la sangre? –
-¡No idiotas; me estrellé contra un poste! ¡Tráiganme toalla, una Aspirina y llamen al dentista! –les gritó-
Nota: Este es el tema central de una entrevista realizada a don Arcesio Gómez (Tito), vecino y administrador de ese matadero, ahora abandonado.
-Cuénteme don Arcesio, ¿cómo resultó usted viviendo tan cerca del matadero y qué tal es la vida en ese ambiente? –
-Nosotros siempre hemos vivido aquí; pero, cuando el municipio necesitó un lote para hacer el matadero, Vicente, mi papá se lo vendió con dos condiciones: Que lo dejaran como administrador y que cuando muriera, el puesto se lo dejaran a un hijo… ese hijo elegido fui yo. (Suelta una carcajada). Al principio era maluco, pero ya después uno se acostumbra.
Los miércoles en la tarde comenzaban a llegar las jaulas con los novillos y se dejaban sueltos en los corrales. El jueves en la tarde era la amarrada de las reses; ya comenzaban a aparecer en los árboles cercanos “los negros guales de cabeza calva” -como les dice Epifanio Mejía a los gallinazos; y. por los arados, los perros olían el aire para estar de primeros en la matada que se avecinaba.
Pero como entre los animales llegaban algunos muy bravos, algunos novillos se volaban o se desmantelaban del matadero por los maizales rumbo a las mangas. Unos corrían para La Cristalina y en la parte de abajo quedaban atascados en el pantano. Pero otros, tomaban otra dirección más peligrosa: el pueblo.
¡Nada raro que en el cementerio se piense en la muerte; pero, lo increíble es encontrarla a ella, esperándolo a uno allá! Por ello, es famoso, un acontecimiento de estos ocurrido en los años 80 en Granada.
Muerte en el cementerio
A los novillos los amarraban uno por uno de una mano a unas argollas que había en el piso, para tenerlos listos para la madrugada. Eso fue por los años 84 u 85.
Era un jueves que estaban amarrando el ganado y como el matadero estaba cerrado en puro alambre, se volaban algunos novillos. Un miércoles, una volqueta del Departamento, mató a un muchachito por los lados la piscina (En la salida para San Carlos).
Como a las 4 de la tarde de ese jueves lo estaban enterrando. En pleno entierro ese novillo cogió para el pueblo y cómo es que se mete al cementerio lleno de gente; había una viejita arrodilladita rezando y se le aventó, la levantó y la mató ahí.
La gente muerta de miedo se metía a las bóvedas, pero llegó la policía y a bala lo mataron. Ahí mismo lo tasajiaron. Hubo muchos problemas con la gente y preguntaban que por qué tenían que matarlo ahí, que podían haberlo sacado… que se profanó el cementerio….
La tasajiada o descuartizada del novillo estaba en manos de los matarifes, entre ellos Pedro Martínez, Abelardo Coonorte Hoyos, Kico Hoyos y Reserva, quienes buscaban la codiciada vesícula biliar, que se vaciaba en un recipiente para ser luego recogida y comprada para un laboratorio por visitantes de Medellín o Rionegro.
-Era para hacer pastillas anticonceptivas-, -dijo uno de los experimentados, mientras en fila colocaría luego al sol, las puntas peludas de las colas. –
-Si en la bilis le salían unas piedritas (cálculos), era como si hubiera encontrado oro, como si fuera una mina; porque eran muy bien compradas, muy apreciadas, pero no sabemos para qué eran. – dice don Arcesio-.
En estos menesteres siempre estaban acompañados por niños como Nelson Montes o “Quince Años”, quienes se encargaban de desentresijar la rellena; es decir, le quitaban la empella grasosa que une los intestinos entre sí. Luego, era vendida a las señoras que henchirían la morcilla para vender: Doloritas Rivas, Carmen Rosa Maturra, Carmen Patecas, Rosario Pojíma y Paulina, quienes ya tenían encargos, y las más afortunadas, ya tenían vendido un cuarto de rellena en prepago.
Ya la salada de la carne era realizada por Toño Giraldo Amoroso, su hijo y la distribución estaba en manos de personas muy reconocidas en Granada: Ramón Conejo, Pedro Lunarejo, Tomás Mocho, Horacio López El Padrino quienes vendían muy buena carne; porque al que vendiera de vaca, se le quedaba. Nadie se la compraba; pero en toda regla hay excepciones.
En los toldos de la plaza no sólo se expendía la carne de Granada, (que hasta llevaban a los hijos a Medellín), sino que había algunos carniceros que vendían la de Rionegro y Medellín; entre ellos se cuenta a Los Calentonas, Miguel Vaqueta y otros.
LOS ESPANTOS DEL MATADERO
Se cuenta de casos, como en Cali, donde en los mataderos o sitios donde antes hubo uno, se sienten o suceden fenómenos raros. ¿Usted, don Arcesio, siendo tan vecino del de Granada, sintió algo alguna vez?
-Muchas veces sentía ruidos, pasos y gritos como arriando y creía que habían bajado ganado, pero al asomarme no había nada-.
-Pero una vez, como a las cuatro de la mañana, el ruido fue más grande. Sonó como ¡pluuuummmm! Cuando amaneció, me asomé con miedito y vi que todo el techo del matadero se había venido al suelo-.
Fue cuando la faenada (que así llaman ya a la matada) se tuvo que hacer por un tiempo donde está hoy el coliseo, que era la casa de don Delio Buriticá con los secaderos de café al frente.
A pesar de casi vivir en el matadero, ni el papá ni don Arcesio fueron carniceros; pero los hijos de éste último sí resultaron con la vena y tienen ahora sus prósperos negocios en La Variante.
Ya para terminar este relato que, aunque crudo, es muy real, les cuento, para no variar de tema, que un vampiro invitó a su novia vampira a un restaurante.
Él le dijo, en medio de la cena:
– ¿Deseas beber algo?
-Sí, gracias – respondió la vampira-.
Y el elegante novio le preguntó:
– ¿Del tipo A, del B o del Seropositivo? –
Glosario:
-Enruanada: Con ruanas o capas de lana puestas para el frío.
-Totumas: Especie de taza del fruto del totumo.
-Capado: Castrado.
-Desmantelaban: Se desbandaban, huían.
-Tasajiaron: Descuartizaron
La rellena, morcilla: Las vísceras, en especial los intestinos que, con la sangre, papa y arroz, eran rellenados y cocinados para la venta en trozos.
Medellín, enero 26 de 2013


José Carlos
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Acumular durante años en su memoria historias, consejas, anécdotas, dichos y apodos para luego contarlas en un lenguaje sencillo, amable y humorístico fue una tarea que se impuso José Carlos Tamayo Giraldo hace más de 25 años para acrecentar el amor de sus paisanos hacia su pueblo, Granada.