Y SALIR A CONOCERLO EN LOS 60

Un granadino ha llegado a Medellín en los años 60 y antes de ponerse a negociar comienza a conocer sitios, programas y acontecimientos que marcaron época: Las emisoras del momento y los sitios más conocidos y visitados como las escaleras eléctricas del Caravana, el campo de aviación o aeropuerto, los chorros del parque de Bolívar, la mona Agripina del zoológico, son algunos de los que encontraremos en este escrito.

Viene de Parte 2

 

-El Colombiano: Muy a las 5 de la mañana, se escucha a los voceadores de periódicos decir:
-Biano Colombiano!…biano! ¡Y saber que ese diario llega a Granada apenas al medio dia!

-Un domingo nos llevan al campo de aviación a ver asentarse a los aviones que tiene cuatro chapolas o motores. ¡Y uno todo embobado viendo a esos mastodontes pasando por encima de las casas! ¡Es la primera vez que vemos los aviones desde tan cerquita!

-Inolvidable La Boina Roja que era una grande y famosa carnicería en el centro. Un piropo muy común se hizo con este negocio: Al pasar una muchacha muy acuerpadita, le dicen los muchachos del momento:

-Eh, avemaría mija. Pero usted sí tiene más carne que la Boina Roja.

-Cómo olvidarse de El Bosque de la Independencia, cerca al cual está el Permanente Norte, y donde ya comienzan a verse los tugurios, llenos de desplazados.

-Inolvidable la fuente luminosa del Parque de Bolívar, que tira los chorros hasta las ramas de los árboles

-Hermoso el aviso de cerveza Pilsen, que llena el vaso con las luces amarillas de neón, en el frente del Hotel Nutibara.

¡Así mismo, bello, por lo lejano e imponente, el aviso luminoso de Coltejer en la loma del barrio Enciso, al oriente de Medellín.

-Bello ir al Zoológico Santa Fe para ver a Agripina, la famosa chimpancé con sus alegres piruetas.

¿Cómo olvidar, entre otros, también?

Las escaleras eléctricas del almacén Caravana, las cuales subimos y bajamos hasta que el celador nos frena amenazándonos con los de Seguridad y Control.

El edificio El Ródano, desde donde nombran a los maestros.

El Palacio Nacional o de los juzgados en Carabobo. De su parte más alta, se tiran algunos para matarse, porque están muy estragados de vivir, o de querer sin ser correspondidos.

Edificio de la Gobernación, en Calibío con Bolívar, por donde al pasar, nos santiguamos, creyendo que es una iglesia.

Cacharrería La Campana. ahí le venden a uno la novena del santo que quiera y si no la tienen, ¡se la hacen, como hicieron la de El Ánima en Pena.


Teatros Kemper, Granada y Medellín: de baja calidad, y películas XX.

Teatro Palermo en Aranjuez. En este último teatro me vi la película que más me haya hecho “carcajear ” en toda mi vida: Risas Inolvidables. En la salida del teatro, me comí el primer perro caliente hervido y con mucha mostaza.

-Descrestados nos quedamos ante las ocho o diez fotos que nos toman, cuando caminamos por Junín o por Bolívar y de las cuales entregan un recibo para ir a reclamarlas ahí cerquita.

-Pegajosísimo el comercial de Lactocalcio: “Mujer: en un silencio que te sabrá a ternuras, durante nueve lunas crecerá tu cintura”, ¡aunque uno no tuviera ni idea de porqué le crecía la perola o estómago a la mamá!

-Bacanos los buses de allá, con sus radios llenos de calcomanías divertidas y de doble sentido que sintonizados en Radio Cristal (que está en todas partes), molían música todo el día.

-E inolvidable, escuchar por la radio La Ley Contra El Hampa, patrocinada por Mazamorra La Comarca en uno de cuyos capítulos, Sangre Negra realiza temibles matanzas y practica el corte de franela o degüello a sus víctimas. (Qué horror). Este, además era un programa muy escuchado en la cárcel de LA LADERA

A propósito de matanzas, Galileo (Arturo), oyó comentar en la camioneta, que estaba aún parqueada en la plaza, lista para salir de Granada, que en Sucesos Sensacionales habían escrito que en Medellín habían matado a dos personas en el tenebroso sector de Guayaquil.

Inmediatamente se bajó asustadísimo, porque creyó que estaban mandándolo a una muerte segura en esa ciudad que se había vuelto muy peligrosa.

Harto tuvieron que explicarle el papá y sus tíos, que Medellín era grandísima y que antes eran muy poquitos los muertos, comparados con el gentío que había allá. Ya más tranquilo, salió para Medellín a seguir conociéndola y dando lora, como lo veremos luego.           

Continua Parte 4 y final

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José Carlos

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Acumular durante años en su memoria historias, consejas, anécdotas, dichos y apodos para luego contarlas en un lenguaje sencillo, amable y humorístico fue una tarea que se impuso José Carlos Tamayo Giraldo hace más de 25 años para acrecentar el amor de sus paisanos hacia su pueblo, Granada.

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