Hola, soy el bozo, pero me llaman también bigote, por una equivocación: cuando  los soldados alemanes hacían un juramento,  mientras llevaban su mano a la parte peludita encima de la boca, gritaban: bei Gott,  que en español es Por Dios ya. Eso lo vio y escuchó un paisa y ahí quedé como lo entendió: bigote.

BOZO: UN BIGOTE VIAJERO EN EL TIEMPO

                                                                                         Por José Carlos Tamayo Giraldo

Hola;  soy el bozo, pero me llaman también bigote, por una equivocación: cuando los soldados alemanes hacían un juramento, mientras llevaban su mano a la parte peludita encima de la boca gritaban: bei Gott, que en español es Por Dios ya. Eso lo vio y escuchó un paisa y ahí quedé como lo entendió: bigote.
A través de la historia he sido considerado símbolo de hombría y virilidad; aunque hay excepciones, porque en algunas mujeres también aparezco como esa sombrita en el labio superior y como en todo, hay admiradores y detractores; de ahí provienen estos dichos:

-Mujer de bozo, beso sabroso.-


Pero,  también:


-Mujer bozuda, de lejos se saluda.-

Un amigo le dice a Condorito:
-Si no fuera por el bigote, serías idéntico a mi suegra.-
-Pero ¿cuál bigote? Si yo estoy recién afeitado.- Le dijo el amigo.
-Por el bigote que tiene ella, jetón.-

Mis tímidos inicios: Comencé a salirle como una manchita encima de la boca a José, cuando todavía era un culicagaíto.


Ello coincidió con que el joven comenzó a cambiar de voz, lo que hacía que se lo gozaran diciéndole que polla ronca y que yo parecía un golpe con una cabuya cagada. Eso lo apenaba mucho, pero lo alegraba también, porque al menos no tuvo que hacer lo que aconsejaban para que le saliera el bozo: Úntese diariamente rila de gallina y verá…-
Lo cierto del caso fue que con rila o sin ella, yo estaba apareciendo en su labio superior y le fui creciendo poco a poco hasta pasar de ser una lanita a un pelero o bozo en su juventud.
Y me tocó rozar, más tardecito, delicadamente la boca de su novia; sentí sus lambidas de satisfacción; besé con ternura a sus hijos y la rechoncha carita de sus nietos; y probé la leche recién ordeñadita de la vaca; degusté también su cerveza helada; me refregué con crema del cono La Fuente, y aguanté tomadas de tinto calientísimo  y chocolate hirviente en la casa; pero permanecí sobre su labio encaneciendo, aunque menos que los pelos de su cabeza quienes me llevan unos catorce años de edad.
Y yo, que de tanto orgullo llené a José, noto que hoy me estoy convirtiendo en motivo de pena y angustia en los ya adultos, porque a veces me tiñen como le pasó al de Vicente Fernández.
Pero lo que me da como soberbiecita es que, últimamente, estoy desapareciendo de la cara de muchos que me han bajado o rapado, porque, como estoy cambiando de color, cada que se asoman al espejo les recuerdo que ya no están tan jóvenes.
Pero que ni crean que mejoran, porque se quitan su identidad o look y, es como si el Pibe Valderrama o René Higuita se tusaran su cabeza o que Pacho Maturana se peinara como un Emo. Mejor dicho, siguen siendo los mismos adultos pero sin mí. Jajaja. ¡Qué caja!
A pesar de no ser tan famoso en algunas partes, a nivel mundial sí lo soy y he estado en tiranos como Stalin; pintores como Dalí y mujeres como Frida Kahlo; en escritores como García Márquez y Jorge Isaacs (el autor de La María); en grandes artistas del cine como Chaplin con su personaje Charlot, en cantantes como Bienvenido Granda llamado el Bigote que Canta; y estoy hasta en los video juegos en el archiconocido Mario Bross.

También, como anécdota, tengo mis fans, porque hace más de cuarenta años que el hindú Ram Singh Chauha no me afeita o recorta  y ya le mido 19.3 feet (5.9 metros). de largo.

Pero, el bozo más conocido, sin ser el más querido ni bonito, es el de Hitler.

Aunque, no siempre tuvo ese bigote angosto y cuadrado, porque, antes, llevaba uno grande de los que cubren todo el largo del labio, lo que le daba problemas a la hora de colocarse las máscaras anti-gases en la guerra.

Se sentía tan orgulloso de ese pelerito, que cuando un asesor lo aconsejó que se lo afeitara del todo o se lo dejara crecer normalmente, Hitler respondió: No te preocupes por mi bigote. Si no está a la moda ahora, lo estará luego, porque yo lo uso.-

Lo malo es que, increíblemente, sus ideas nazis también lo están, actualmente. Lo triste del caso es que ese bigotico cepillo, primo mío, fue testigo de terribles decisiones que desembocaron en el holocausto donde murieron más de seis millones de judíos. ¡Qué horror.

Glosario:

-Paisa: Apelativo que se les da a los habitantes de Antioquia la grande que se extendía por los departamentos de Antioquia, Caldas, Quindío y Risaralda, en Colombia. 

-Condorito: Personaje que es un divertido cóndor, del caricaturista Pepo.

-Culicagaíto: Niño muy pequeño y travieso.

-Cabuya cagada: Fibra de fique sucia, aunque no sea de excrementos.

-Rila: Excremento de las gallinas.

-Soberbiecita: Rabia no muy violenta, pero molesta.

-Tusar: Rapar la cabeza. 

-Pibe Valderrama o René Higuita: Dos famosos jugadores de fútbol colombiano.  

Emo: Integrante de una tribu urbana cuyo cabello cubre uno de sus ojos y  que viste de colores muy oscuros y tristes.

Anexo:

En Granada, Antioquia
Mi presencia bozuda en Granada es legendaria, porque en las fotos de personajes ilustres como Ladislao Tamayo (que parecía que se hubiera tragado una golondrina y hubiera dejado las alas afuera), Juan Pérez y Ramón Eduardo Duque, hay bigotes; pero más cerca en el tiempo, los bozos nos hicimos muy famosos en la Peluquería Roberto, que tenía un muestrario de todos los estilos. Andrés Mejía también nos hizo muy populares, porque movía el bigote en señal de saludo a los amigos y a los niños.

José Carlos

¡Opina!
Te puede interesar...

Navegando por Granada

Acumular durante años en su memoria historias, consejas, anécdotas, dichos y apodos para luego contarlas en un lenguaje sencillo, amable y humorístico fue una tarea que se impuso José Carlos Tamayo Giraldo hace más de 25 años para acrecentar el amor de sus paisanos hacia su pueblo, Granada.