¡También lo asaltan!

A JAIME MONTOYA
¡También lo asaltan!
Con un copete lacio inmanejable; con uno de los ojos casi tapado por un cadejo de cabello que lo hacía asemejarse a un moderno joven Emo, pero sin ganas de cortarse las venas.
En su presencia, andar, indumentaria y mirada, parecería que no está en esta época, pero sí que lo está; porque calladamente, está viendo, aunque tal vez no asimilando ni tragando entero, cambios de estilos de gobierno, que otros tampoco entiendan.
Mientras mastica una caña, una lengua, o un bizcochuelo, (porque mecatero sí que es), rumia propuestas quizá lunáticas, pero con el sello de beneficio social que a veces lo hace impotable para gobernantes o representantes del poder de turno.
Así va, por La Variante, bajo su pintureado vestuario, una persona que ya hace parte del paisaje de Granada: Jaime Montoya.
Este hijo de Justico y Rosa María García y a la vez, nieto de Amadorcito, el rezandero comprador de huevos y ochuvas, vivía al frente del colegio o Idem Granada y, paradójicamente, siempre llegaba tarde a la fila, que hacían diariamente los estudiantes.
Su recién pasada juventud la disfrutó viendo a personajes interesantes y pensantes como Arnoldo Arcila y Fidel Tamayo; pero también a Santuario, María Boba y Beiba; y otros, aún vigentes, como Olivia Saturdina y la Doncella.
Fue mi compañero estudiantil y de Rodrigo, el hijo de Lola Redonda; sufridor de incomprensiones de algunos maestros para quienes, en esa época, el alumno casi que tenía sólo deberes y era rebeldía que alguien cuestionara, y menos mediante un panfleto estudiantil emitido por El Reflexionista Colombiano o Jaime Montoya García.
Estudió artes plásticas que poco cambiaron su teoría y práctica del color y de las formas.
-Es como un gallinazo al que espantan a las pedradas y al ratico revolotea para, de nuevo, caer sobre la idea; así de terco es. –Dice su amigo Chepe. –
Tiene piezas y salas llenas de música, dispersa en miles de Long Play (LP) y discos de 78 y 45 Revoluciones Por Minuto (RPM) antigua, guasca y de los años 60 y 70, tan rayados unos, que la aguja del tocadiscos no solo salta de surco sino hasta de un disco a otro.
Sin darse cuenta lo alcanzó y arroyó la tecnología y le convirtió esas joyas musicales de acetato, en un montón de discos negros con valor solamente sentimental, puesto que el YouTube y Spotify ya los regala remasterizado ese tesoro y mucho más, que cabría fácilmente en una memoria de dos centímetro cuadrados.
Las luchas sociales de Jaime
Este pacifista, idealista, ha librado batallas, no siempre ganadas, a favor de la conservación de sitios de impacto social como el desaparecido Plan de las Monjas, la cancha de la plaza, el puente de “los Buñuelos” y la Casa de la Cultura que han visto pasar la historia de la Granada deportiva y estudiantil; a su vez, ha hecho con sus escritos, que la memoria colectiva no se olvide del dolor de patria.
Soledad:
Soltero empedernido y amañado; amigo de solteros y separados, comparte una soledad ilusoria, puesto que está acompañado de sus musas que lo hacen escribir poesía que protesta contra la injusticia de la guerra venga de donde viniere y sentando precedentes de resistencia civil ante la ignominia y el olvido.
JAIME EN MEDELLIN
Creería uno, que a una persona tan desentendida y desatendida de lo material, y por lo tanto, de dinero, como Jaime, no lo robaría nadie; pero este ser misterioso también, como muchos, en la época de la violencia del año dos mil emigró a la ciudad donde probó el desplazamiento, el desarraigo y lo que esto conlleva.
Por ello, cierto día, pasando por el parque de San Antonio, un personaje, después de cerciorarse de que Jaime era pueblerino recién desempacado en la ciudad, haciéndose el aburrido lo abordó y le dijo:
-Nooo, hermano. ¡Qué jartera!
– ¿Cierto, señor, que ésta injusticia social que estamos viviendo en Colombia es realmente espantosa? –
– ¡Sin hogar, sin plata…es muy duro vivir sin trabajo! –
Jaime se interesó en el tema social que lo devolvía mentalmente a su Granada y le dijo que estaba de acuerdo; que la riqueza estaba mal repartida, que las regalías, que la corrupción, que el Estado cantinero, que la mafia, que los vagos, que los ladrones…, pero que había que trabajar.
Eso estaba diciendo, cuando el tipo que le propuso el tema sacó una navaja o arma blanca, se la mostró y le dijo, bajito:
-Qué trabajar ni qué nada; eso hay es que rebuscársela. ¿Entonces usted con cuánto va a colaborarme, pues, hp? ¡Esto es un atraco! –
Y Jaime entregó mil quinientos pesitos que tenía para volver a la casa ese día.
Otro día, en el mismo Parque San Antonio, un individuo se le arrimó y le pidió una limosna: Jaime sacó dos monedas de cien pesos y le regaló una.
El tipo se quedó mirando la moneda, se le pusieron los ojos rojos de la rabia, se le pegó una vaciada insultante a Jaime y le gritó:
-¡Esto de pedir a esta gente tan miserable y “codo” no es negocio; voy a ponerme es a atracar a cuanto hp vea por ahí y voy a empezar con usted, $&·”mlprdo . ¡Bájese de lo que tenga! –
Jaime, puso un paquetico en el suelo, se esculcó tembloroso los bolsillos y le entregó tres mil pesos en monedas al supuesto pordiosero.
Mientras lo atracaba, otro ladrón se le robó el paquete del suelo y para recuperarlo, tuvo que tranzar el secuestro por dos mil pesos, en billetes que había dejado, reservados para un futuro atraco.
¡Ahora ya sospechamos por qué Jaime no es devoto de San Antonio y sus milagros de matrimonio para los solterones: le trae malos recuerdos!
Todavía se ríe al recordar cómo se tuvo que bajar de los seis mil quinientos pesos que se le robaron en tres atracos y con los cuales, en Granada, hubiera podido pasar una semana si no le daba por mecatiar mucho.
Sobra decir, que casi de inmediato retornó a su pueblo, a seguir cuidando sus discos y seguro de que era mejor vivir en Granada, aún con la violencia que estaba en su apogeo cuando sucedieron los hechos, que en ese monstruo de mil cabezas llamado ciudad, donde hasta a un artista lo atracan para robarle, aunque sea la tranquilidad.
Glosario
-Copete lacio: Cabello liso en la frente.
-Cadejo: Manojo de cabello
-Emos: Tribu urbana de jóvenes taciturnos que visten de negro y con peinado liso sobre uno de sus ojos.
-Caña, una lengua, o un bizcochuelo: productos de panadería.
-Mecatero: Comedor ávido de mecato que es un refrigerio ligero que se consume entre comidas. Suele estar compuesto por alimentos chatarra, como empanadas, pasteles, papas y dulces.
-Ochuvas: Uchuvas.
-Amañado: Contento, sin dificultades.
-Qué jartera: Qué aburrición.
-Codo: Persona muy apegada al dinero, que no gasta nada. Avaro.
-$&·”mlprdo: Palabrota impronunciable.
2017

José Carlos
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Acumular durante años en su memoria historias, consejas, anécdotas, dichos y apodos para luego contarlas en un lenguaje sencillo, amable y humorístico fue una tarea que se impuso José Carlos Tamayo Giraldo hace más de 25 años para acrecentar el amor de sus paisanos hacia su pueblo, Granada.