-Su vida desde otra óptica-
Esta es la historia humana, demasiado humana, del Arzobispo Tiberio de J. Salazar y Herrera, contada, en forma humorística y loca por un aparato que lo acompañó parte de su vida: las gafas. De todos es sabido que los anteojos no hablan, pero en este caso imaginario e hilarante, sí hablaron y contaron mucho de su vida terrena
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Esta es la historia humana, demasiado humana, del Arzobispo Tiberio de J. Salazar y Herrera, contada, en forma humorística y loca por un aparato que lo acompañó parte de su vida: las gafas. Aunque de todos es sabido, las gafas no hablan, pero en este caso imaginario, sí hablaron y mucho.
-J.C. Contános, Gafas, un poco de la prehistoria de monseñor y cómo resultó granadino este personaje tan famoso.
-Primero que todo me les quiero presentar. Soy Gafas y no sé por qué me llaman en plural si apenas soy una; pero lo mismo ocurre cuando llaman a Carlos y el que responde es sólo uno.
Soy redonda, de oro y con unas lentes tan finas que después de casi cien años no se han quebrado; tengo dos paticas encorvadas para poderme agarrar bien detrás de las orejas, especialmente para no caerme, cuando tuviera que mirar al piso o firmar alguno de los muchos documentos que le tocaba rubricar cada día, a mi dueño Tiberio de Jota.
Hoy, me dirijo a ustedes, con una de mis paticas que está quebradita, en espera de que algún alma caritativa la arregle.
Como mi origen parece incierto, dado que no tengo ni marca que diga que soy de él, puedo asegurarlo por la tradición, y además, porque un oftalmólogo pudiera hacer un diagnóstico de las enfermedades oculares del Monseñor, pues en alguna época yo le serví para dirigir los destinos de su rebaño y voy a contarles una historia muy mentada, como dicen en Méjico:
Resulta pues, que un militar marinillo, Jesús Salazar, apareció por Vahos, un pueblito pequeño al Oriente de Antioquia y como ya la guerra no lo necesitaba, resultó como carpintero, haciendo trabajos de madera. Mientras trabajaba, miraba a las muchachas y a una cuadrita de la plaza, por donde tenía el taller, encontró a la joven María de Jesús Herrera; a la que llamarían cuando viejita, Jesusita.
Con esa traga tan miedosa terminaron fue casándose y cuando menos lo pensaron resultaron llenándose de mujeres: ¡siete no más!
Hasta que el 27 de julio de 1871, nació un varoncito a quien todas juntas dijeron: “Póngalo Tiberio, póngalo Tiberio” y para ajustar tres con nombre de Jesús, pues al otro día le bautizaron Tiberio de Jesús.
Muy pobres, en esa aldeíta donde su papá cepillaba, pulía, serruchaba y clavaba tablitas, fue creciendo Tiberito y ya grandecito, le dio la ventolera de estudiar para sacerdote.
De 27 años de edad y, a lo mejor, a punta de empanadas, como muchos sacerdotes, resultó ordenado de Cura.
Pero, mientras él estudiaba, una de sus hermanitas se enamoró de un joven de apellido Tamayo y cuando menos lo pensó resultó fue casada con él, que era de una familia venida hacía tiempo de los lados de San Pedro, Antioquia.
Al padre Salazar y Herrera le gustaba mucho charlar con un hijo de ese matrimonio, es decir, con un sobrino suyo, también llamado Jesús, y carpintero, como para variar; y una vez, cuando lo nombraron párroco de La Ceja, lo invitó a que le hiciera algunas cositas y reparaciones de madera en la parroquia.
Para allá arrancó su sobrino y como iba diariamente a Misa y las muchachas lo veían tallando madera lo más de curioso en la iglesia, pues de él se enamoró una muchachita llamada Merceditas Vélez Mejía.
La familia de esta jovencita no gustó de ese novio tan pobre al que lo único que lo adornaba era ser sobrino del párroco y le dijeron:
-Mérce, si se casa con ese forastero, le quitamos la herencia-.
Enamorada como estaba, porque hasta pulido era su novio, les dijo:
-Tranquilos, quédense con lo que me iban a dar; pero lo que soy yo, me caso y me voy con -Chucho- para Vahos aunque sea a recoger viruta y aserrín en el taller.-
Y, así, resultaron los dos enamorados en Granada, que así se llamaba ya Vahos.
Una tarde, en la carpintería, mientras ponían a secar al sol una madera de cedrillo y de guacamayo, se pusieron a charlar y él le dijo que estaba muy contento porque iba a ser el Personero de Granada y que aunque no se iba a ganar ni un centavo, al menos le servía a la gente. Era el inicio de 17 años de servicio a sus paisanos en ese cargo.
Ella le dijo que tenía como un pálpito o corazonada y que pensaba que en el futuro, iba a tener dos hijas monjas, un abogado y otros hijos carpinteros, coristas, zapateros y agricultores; y que entre sus nietos habría muchos maestros.
Pero que le daba como pesar, pero creía que iba a tener dos nietos que iban a escribir y que lo malo era que en ese oficio a los únicos que les iba a ir bien, era a Neruda, Borges, Carrasquilla, Juan Gossaín y a un tal Gabriel García Márquez; ¡y que imposible que fueran a ser tan bobitos, pero que ellos sabrían por qué se iban a meter en ese oficio como tan aburridorcito de estar inventando anécdotas y creando personajes de novela!-
J-C ¡Qué historia tan interesante de esa mujer valiente! -Oíste, Gafas: ¿Y cómo continuó la vida como sacerdote de Salazar y Herrera en el Oriente Antioqueño?
-A Tiberio de Jota, viendo que era como tan buen administrador, porque hasta iglesia (1), colegio (3) y convento (2) hizo en la Ceja, lo enviaron al curato de Sonsón.
Debe ser que no veía bien, porque me tuvo que comprar en una óptica donde me entregaron recetada y no fue por ahí donde Salvadorcito, donde, a nosotras, las gafas nos ensayaban era mirando las letras de un periódico.
Todo lo que he contado, me lo contaron; pero ahora, lo que me recuerdo desde que estaba en las narices de ese padre tan emprendedor, sí voy a decirlo y también, lo que él vio a través de mí.
Allá, en Sonsón, mirando para el páramo, con un frío tan aterrador que hasta los sapos y peces usan ruana, no se achantó, sino que, siguiendo el impulso de edificar, edificar y edificar, hizo de granito la Catedral de Sonsón. Toda una obra de ingeniería pero, que fue destruida por un terremoto en el año 1962.
Allá también, en su propia imprenta, le dio por fundar el periódico -El Popular-. Desde él defendió a la iglesia contra todo y contra todos: Eso fue lo que se impuso como misión lo que le granjeó amigos y enemigos que pensaban que era un retrógrado, que derechista; pero no se esperaba menos de un sacerdote, sino, que diera testimonio ¿o, no?
Una vez estaba tomándose un chocolatico parviao en la casa cural, cuando le avisaron que encargara a personas de su confianza los trabajos que tenía pendientes y que se fuera para Medellín, porque lo habían nombrado obispo y que un monseñor le iba a imponer las manos. Allá le dijeron que iba era a reemplazar a Gregorio Nacianceno, un paisano suyo (4) que se había muerto en Manizales.
Pues, para allá cogió a pasar navidad, comer natilla y buñuelos y trabajar, como sólo él sabía hacerlo, porque tampoco se quedó quieto y lo primero que se antojó fue de edificar la catedral de Manizales, pero de mucha piedra, para que no se quemara como las anteriores, que parecía que atraían puros rayos y candela.
Allá estuvo como diez años hasta que fue nombrado arzobispo coadjutor de Medellín con derecho a sucesión y quedó también como administrador apostólico de Manizales, encargado, mientras era nombrado el nuevo obispo para allá, de donde él se había venido-.
J.C. Se estaba como demorando su posesión, según creo, porque al fin de cuentas, quedó administrando a Manizales a distancia. Contános pues, Gafas sobre la estadía de Monseñor a la espera de tomar posesión en propiedad del cargo en Medellín:-
-Sigo pues y no me interrumpa tanto, hombre Jota Cé:
En Medellín, por los lados de Villa Nueva, cerca al parque de Bolívar estuvo los primeros cinco años dándoles maicito a las palomas y a los patos que nadaban en la fuente, admirando la estatua ecuestre de Bolívar del escultor Giovanny Anderlini y fundida por Eugenio Maccagnini; ayudando a monseñor en el embellecimiento de la iglesia Metropolitana -que tiene más de un millón doscientos mil adobes macizos-, oyendo el órgano del templo, viendo envejecer al arzobispo y trabajando a lo que da el tejo; y cuando monseñor Caicedo se murió, quedó de planta y posesionado en propiedad.
¡Aquí fue donde acabó de demostrar lo paisa que era!
Como le gustaba tanto la educación, pero la católica, con valores y sin mezclas por ahí raras de ideologías ateas, pues, fundó un establecimiento con estas condiciones y le puso el nombre de Universidad Católica Bolivariana, (5) conocida hoy como la Universidad Pontificia Bolivariana, para que no quedara duda de su origen eclesiástico y de respeto al Concordato y las ideas de Simón Bolívar.
Mirá, hombre Jota C, lo que dice aquí en este documento tan interesante:
Con mis vidrios leo en el trabajo El espíritu Bolivariano, que la Bolivariana nació de una división en la Universidad de Antioquia: que un grupo de profesores y estudiantes, conservadores en su mayoría, consideraban que no les ofrecía garantía de -libertad de cátedra y de culto- y acusaban a sus directivas de haberla dejado convertir en una universidad atea y comunista.
-Veo que el grupo de 70 estudiantes más bien se salió, aún sin cancelar su matrícula en la U de A y decidieron reunirse para seguir recibiendo las clases de los profesores que los apoyaban, en el edificio Bolívar situado en el barrio Guayaquil… y no en Laureles, donde ahora está la UPB.
La gente, viéndolo abrir colegios y universidades, apenas decía:
-Este es el Arzobispo de la Educación y, aunque él ni sabía que le decían así, siguió fundando instituciones como la Normal de Señoritas, para que salieran maestras bien piadosas y capacitadas.
Organizó y presidió el Congreso Eucarístico en 1935, y aprobó a las Siervas del Santísimo como comunidad religiosa. Mejor dicho, esos 70 años que vivió aquí en la tierra los dedicó a fundar colegios, comunidades y escribir, sin descuidar, lógicamente, la guarda de la fe que juró defender.-
J-C- Suele suceder que hay gente grande que no se vuelve a recordar de su tierrita. Contáme Gafas, si Salazar y Herrera venía mucho a visitar a Granada.
-Pues, hombre Jota Cé-, como Monseñor también era un ser humano y necesitaba descanso, le dio un día por comprar una finca en tierra caliente: ¡En Granada!
Pero en la vereda Quebradona Abajo o Los Planes, que sí es calientica; donde, casualmente, Luis, otro hijo del sobrino, apareció tiempo después también con su finquita, donde molía panela y cultivaba café -pajarito-. Todavía quedan vestigios de La Finca del Obispo en esa vereda.
En Granada, dos años antes de morir, también se sintió la mano de su hijo Tiberio, pues manifestó a la Junta, presidida por el Presbítero Policarpo María Gómez, cura de Granada, su entusiasmo para que consiguiera una estatua de mármol en honor del Padre Clementico, para ser colocada en la plaza principal, la que efectivamente engalana hace más de 70 años el parque central del municipio.
Con un temperamento fuerte y como nadie, ni él es perfecto, es obvio que chocaba aún dentro del clero y un día, cuando vino a Granada a visitar las obras de la iglesia parroquial o de arriba, ésta estaba casi concluida, excepto la torre central del frontis, que había sido ejecutada en las dos terceras partes de su altura.
Bien acostumbrado como estaba ya a hacer colegios y catedrales grandototas, le pareció como regularcito o feíto el templo que estaba haciendo el padre Polito, quien tuvo una dura visita pastoral del Arzobispo, en la que fue objeto de críticas despiadadas por parte del prelado.
Dos años más tarde del incidente, el 4 de marzo de 1942, monseñor Salazar y Herrera murió en Medellín y fue sepultado en la Catedral Metropolitana-.
J.C -¿Y cómo te conservaste tanto vos, Gafas y llegaste a donde estás hoy, toda llena de vida y de historias, aunque un poquito ajada?
-Pues, hombre, Jota Cé. Resulta que antes de morirse, Tiberio de Jota me había regalado a su sobrino Jesús Tamayo, para que me conservara y no me vendiera ni en los momentos más difíciles, sino que me fuera pasando al hijo más rezandero. Pensó don Jesús, cuando estaba como enfermito, que su hijo Francisco Javier, que se había casado con Imelda, y que no era bebedor ni peliador, sería bueno para que me conservara y me regaló. Un día, en la carpintería, Francisco llamó a su quinto hijo, José Carlitos, que como rezaba con Jesusita Camilita y hacía mandaditos a las vecinas, parecía que era como buenito, para que conservara las gafitas y por eso resulté en las ñatas de quien está escribiendo esta nota; aunque sé que no le sirvo mucho para ver, porque él tiene presbicia y yo lo pongo a ver todo nublado y torcido, al pobre.
¿Y cómo ves, Gafas, que recuerdan a Monseñor Salazar y Herrera en Granada, su patria chica?
Veo hoy, que en Granada no han valorado lo suficiente a Salazar y Herrera, porque a pesar de que en Medellín y otras ciudades hay colegios, universidades y bandas marciales que llevan su nombre, aquí, en su tierra, le dejaron quitar su nombre hasta a la escuela de niñas y sólo se conserva una carrera, que se conoce es como La Calle de la Amargura, y una estatua que hasta se tiene que tapar los ojos y los oídos para no ver ni oír a tantas parejas chupando jeta y hablando un idioma impublicable, a sus pies.-
J.C. Mientras, con el vaho que sale de mi boca limpio los vidrios o lunas de las gafas y miro su patita quebradita, termina este diálogo ficticio con un ser inerte que casi tomó vida para contar historias pasadas de un personaje y una época que, indudablemente, marcaron un hito en la historia religiosa y educativa de Colombia.
1: Templo de San José
2: Monjas del Carmelo.
3: Colegio San José
4: Gregorio Nacianceno Hoyos Yarce.
5: La Universidad Pontificia Bolivariana (UPB), institución privada que fue erigida en calidad de persona jurídica de Derecho Canónico -Ab Homine-, como fundación de la Iglesia Católica basada en las normas constitucionales y concordatarias, a través del Decreto del Excelentísimo Señor Arzobispo Tiberio de J. Salazar y Herrera, Administrador Apostólico de la Arquidiócesis de Medellín, fechado el 15 de Septiembre de 1936. Además, fundó el 1 de febrero de 1938 el periódico oficial de la arquidiócesis -Boletín Arquidiocesano-. Director, padre Miguel Giraldo y redactor al Pbro. Alfonso Uribe Jaramillo. En 1935, monseñor Salazar fundó la Hora Católica, poniendo al frente de ella al Pbro. Félix Henao Botero.
Fuentes consultadas:
El espíritu bolivariano
Periódico Granada, 1940
Wikipedia, la enciclopedia libre
Ancestros Nº1, agosto de 2006 Luis Fernando Arredondo Gómez
Ramón Abel Castaño.
Mario Gómez Aristizábal, Secretario de Educación y Cultura Granada-
Hernán Tamayo Giraldo (fotos)
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José Carlos
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Acumular durante años en su memoria historias, consejas, anécdotas, dichos y apodos para luego contarlas en un lenguaje sencillo, amable y humorístico fue una tarea que se impuso José Carlos Tamayo Giraldo hace más de 25 años para acrecentar el amor de sus paisanos hacia su pueblo, Granada.