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BARRIGA LLENA… ¿CORAZON CONTENTO?
Hola; Aunque sé que hay unas grandes como yo que son producto de enfermedades o del mal funcionamiento de algunas hormonas, lo cual respeto mucho, ahora voy a hablarles es de mí, que soy la odiada barriga, nombre genérico para una cantidad de vísceras envueltas en una bolsa de cuero muy estirable; y nací en la parte de adelante de Chepe, un señor que desde siempre me ha mirado feo; pues aunque desde chiquitico la mamá le decía tan bello este barrigoncito, no solo me llena de inmundicias, sino también de chismes echándome la culpa de todos sus achaques y frustraciones por sus descuidos en la salud.
Como les decía, me le fui apareciendo poco a poco a Chepe hasta que un día se dio cuenta de que para amarrarse los zapatos, la cintura no lo dejaba, que no alcanzaba a ver qué calcetines o medias tenía puestas y los botones de la camisa volaron contra la pared; por eso desde ahí comenzó mi martirio, sin ver el muy malagradecido que, a la voz de la verdad, le conservo la línea, aunque sea curva.
Y fue así como inició dizque una dieta; para rebajarme me puso a pasar hambre como a ratón de ferretería; me ahorcó con correas y cinturones, me encerró en fajas hasta de yeso dentro de las cuales sudé la gota gorda y a cambio le produje una rasquiñita, que como dulce venganza, no podía calmar sino con un palito. El pobre creía que me había vencido pero yo me le escondía para luego aparecer con más volumen, lo cual hacía brotarle lágrimas de desánimo y desconsuelo.
Como estoy en el ser humano y por lo tanto, heredé muchos de sus defectos, les cuento que siento como una envidiecita de la barriga de las embarazadas a las que sí tratan con cremitas antiestrías, las soban con cariño y hasta las besan; en cambio a mí sí me tratan muy mal: Antes, al menos, comían sopas, arrocito, avena y guasquilas, pero en cambio ahora, con la velocidad de las comidas rápidas a mí me llegan chorizos, panes, gaseosas, salchichón, harinas y salsas y colorantes que me ponen de muy mal humor y le digo a mi hijo mayor, el colon que se ponga bien irritable y se manifieste para que dejen esa jartadera.
No obstante y pese a las burlas de que soy objeto, me siento mas bien como orgullosita, porque mi nombre está en la historia de la humanidad, pues Cervantes me puso en Sancho Panza, un escudero medio loco pero más fiel que los fósforos de palo; a nivel del Continente Americano, tengo un tocayo al que conoce todo el mundo y es el famoso Señor Barrigas, de la serie El Chavo del Ocho; en Granada también me conocieron en el futbolista que jugaba descalzo en el Plan de las Madres y en El Carmelo, al que conocían simple y llanamente, como Barrigas, quien además fue constructor y llenó de terrazas y casas de varios pisos a la Granada de los años 80 y 90.
Una vez sí vi muy triste a mi propietario, porque a pesar de que había comprado unas cargaderas o tirantas de caucho, (porque la correa se le resbalaba rumbo a la ingle), cuando pasaba por la calle del Zacatín escuchó decir a unos muchachos que charlaban en la esquina:
-Ahí viene buches, al que es más fácil saltarlo por encima que darle la vuelta-.
Y eso es apenas una muestra de las ofensas que tengo que aguantarme, porque también me da mucha soberbia cuando por ejemplo, a mi amigo lo llaman Pipelón, que porque es el amigo del niño flaco y barrigón y otras bobadas más. Pero lo que sí me ofende pero verracamente, es cuando a un niño muy dañino le dicen “estómago”, dizque porque todo lo que coge lo vuelve caca, cuando en realidad deberían era de apreciarme en mi justo valor, porque todo lo que nutre a los animales, incluido el hombre, pasa por mí; y aunque muy dentro tengo amibas, lombrices, ascárides y solitarias, debo dejar gran parte de la comida para que alimente al humano que me tiene y no se muera de hambre o desnutrición, y en realidad es poco lo que dejo en las letrinas y sanitarios comparado con los viajaos que come sin control en todas las de ventas de fritangas a las que graciosamente llama palacio del colesterol.
Pero lo lamentable es que a mí me tienen bronca o rabia más por el aspecto de buñuelo santuariano que le doy a mi propietario, que por los peligros que pueden pasarle si abusa mucho de mí. Por ejemplo, les cuento que soy un aviso, para que visite a un cardiólogo, porque al fin de cuentas el corazón también está en mí; mas, eso como que no le importa y me sigue llenando de alcohol, bebidas irritantes y alimentos picantes que hacen que por la noche no pueda dormir, ni la pobre señora tampoco, porque por alguna parte debo deshacerme de lo que me sobra, aunque sea en aerosol.
Mejor dicho, me ha hecho más daños que los que hace un mico en una cristalería, por lo cual, ahora estoy aquí, con él en el baño, dando del cuerpo porque lo último que se le ocurrió fue purgarse o vaciarme como a un pozo séptico y voy a quedar como un acordeón de vallenato, pero sin cantante, porque ¿Quién canta pujando, pues?
Glosario:
-Estirable: Elástico.
– Guasquilas: Cidras, yotas.
-Jartadera: Ansias de comer sin control.
-Pipelón: Antiguo antiparasitario, con rico sabor para que lo tomaran los niños que estaban infestados de lombrices lo que hacia que su estómago fuera muy voluminoso.
-Viajaos: Montones exagerados.
-Pujando: Haciendo fuerza para proseguir una acción, procurando vencer el obstáculo que se encuentrae

José Carlos
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Acumular durante años en su memoria historias, consejas, anécdotas, dichos y apodos para luego contarlas en un lenguaje sencillo, amable y humorístico fue una tarea que se impuso José Carlos Tamayo Giraldo hace más de 25 años para acrecentar el amor de sus paisanos hacia su pueblo, Granada.