¿Si ven? Si uno es bobo, siempre resulta otro más bobo que uno, dijo don Paulino.
-En fin, hasta aquí llego, porque voy a bañarme: Es que acabo de pasar por el lado de una jaula, justo en el momento en una vaca quedó pesando un kilo menos.  

FERIA EN LA PLAZA DE GRANADA

Eufrasito Giraldo, niño de ocho años, pregunta intrigado a su papá en la feria de ganado de Granada:

-Papá ¿por qué ese toro se le sube a esta vaca?
-Para atisbarlas y poderlas contar más fácil. -contesta el padre.
-¿Y para qué cargan ese lapicero tan grandototo?
-Pues, para ir apuntando las que va contando, mijito. -Responde tranquilo su papá.

Son las 6:30 de la mañana de un lunes cualquiera en Granada de fines del siglo y arranca la jornada:

Los compradores de ganado esperan tomando tinto en el Café el Águila, en cuyo exhibidor, sobre el aguardiente y los cigarrillos President, se ven tres imágenes iluminadas. Allí mismo, tres lámparas de caperuza esperan pacientes la próxima ida de la luz.

Amarradas en el parque braman, asustadas, las dos primeras novilloncitas que han llegado.

En la iglesia, ocho personas hacen el Viacrucis. Y comienzan a llegar los fieles para la misa de siete.

7:00 am. Casi mágicamente se llena la plaza de ganado y de sombreros.

El viejito arrima con disimulo su vaca en calor al toro más enrazado de la plaza, para que la coja.

Algunas vacas asustadas (que no bravas) hacen correr a la gente; los ponchos y sombreros vuelan; cinco niños logran, por fin, enguascar a un ternerito; otros pequeñines hacen lo mismo, pero ya con un caballo extremadamente mansito.

Oferta va y oferta viene. Se regatea el precio y también el animal.

-¿Cuánto vale esa gata?  “¡No mijo!… A esa hay que ordeñarla recostada porque se maluquea.

-Ahí viene ese tipo que no sabe ordeñar; parece, pero no saca una tilde de leche.

-Esa vaca no da una pucha por teta

Y más allá, por el parlante de la Casa de la Cultura, anuncian la rifas más antigua y acreditada de Granada, la de la vaca, aunque recibe es el dinero, que al dia de hoy son trescientos mil pesos.

Un ganadero, nombre muy grande para un comisionista, le manda patada a una vaca para ver qué tan mansita es. (Aún se está haciendo curaciones en la espinilla, el pobre).

Las jaulas se filan al frente del Salón Granada y Las Gardenias, a esperar su carga animal.

Un caballo brioso jala la soga en el paral de la luz de José Reblujos.

En fin, actividad y más actividad en la plaza de ferias cada ocho días.

Y es que la feria de Granada es eso: hace más de cien años que el Padre Clementico hizo el más grande centro de acopio de ganado, para contrarrestar la explotación que hacían los compradores directos en las fincas de campesinos.

10:00 a.m. El clima sube, el ganado baja.

-Hay mucho ganado hoy.

-Llévela pues, por lo que me dijo

-No, ya no vale tanto, rebájele la mitad y vuelva y pida.

Ya no se ve el típico ganado blanco orejinegro que es poco rendidor…Y si es negro, sí que es dulce para los gusanos, dicen.

Hoy se ve el ganado medio criollo, pringoncito, y el cebú, cuyas vacas para ser buenitas, deben dar siquiera diez puchas diarias.

¿Anécdotas?

Se cuenta de don Paulino, el componedor de cuerdas levantadas, que, como no sabía nada de ganado, ponía a otros a comprar. Un lunes se le demoraron para salir y compró una vaca él solito.

Y preciso: le metieron una cursienta toda descaderada y garrapateada. Sus testaferros llegaron más tardecito y vieron la tumbada que le habían pegado. Siguió don Paulino en la feria y logró venderla, aún con ganancia, y les dijo:

-¿Si ven? Si uno es bobo, siempre resulta otro más bobo que uno.

Y se volvió un berraco para el negocio y se les acabó el trabajito a esos comisionistas

Un aprendiz de abigeo resultó con una vaca en la feria:

-¿Usted por qué se sustrajo la vaca? -Preguntó el Juez-.

-Yo no me la robé; simplemente la saqué a la feria para ver si aparecía el dueño para entregársela.

-Pero se dice que usted pidió por ella.

– ¡No!, el señor me preguntó que cuánto valía la vaca, y yo le dije que podría valer unos trescientos mil; pero yo no pedí, solo calculé lo que valía.

Con estos argumentos y la respectiva devolución del animal, quedó libre.

Otro:

-Dígame señor… ¿usted por qué se hurtó la vaca?
-Yo no me la robé, la ayudé cargándole el ternerito porque se veía muy cansadito y ella siguió detrás de los dos.

Al lado del Kiosco, don Luis Güete, un veterano negociante, compra una soga nueva, porque a esa belleza de animal de un millón de pesos, había que comprarle nueva y no una soga vieja y tostada como la que tenía; porque, qué pena.

Algunos ganaderos famosos de hace tiempos son:

Los tres Ossa: Manuel (papá de Celina), Chucho y José Cariñosos; don Arsenio Montoya, José Luis el Arriero (que con ochenta y pico de años aún monta a caballo y se pega sus rasquitas. Qué fortaleza.

Quedan muchísimos por señalar, pero, ahí perdonan, pero es por no banderiarlos o ponerlos en evidencia.

1:00 p.m. En las jaulas se llevan los semovientes; los carros escalera, a los que se les han quitado tres bancas, llevan atravesadas las vacas; los terneritos son subidos al capacete, donde se confunden con las gaseosas y con los negociantes que vuelven a sus lugares de origen
A esta hora se empieza a lavar la boñiga y el cagajón que han dejado las 220 reses y sin contar los caballos, que no son contados como tales.

-En fin, hasta aquí llego, porque voy a bañarme:
-Es que acabo de pasar por el lado de una jaula, ¡justo en el momento en una vaca quedó pesando un kilo menos!

Enero 22 de 1999

Glosario:
– Atisbarlas: Mirarlas desde lo alto; otearlas.
-Novilloncitas: Vacas muy jóvenes, casi terneras.
-En calor: En celo.
-La coja: Copule.
-Las jaulas: Camión tipo estaca para llevar ganado.
-Medio criollo, pringoncito, y el cebú: Tipos de ganado introducido a Granada los que desplazaron -el típico blanco orejinegro.
-Dulce: Atractiva para los gusanos y demás plagas.
-Cursienta: Vaca muy vieja que ya no da leche sino lástima.
-Carros escalera: Carro típico de la región con bancas atravesadas y, en cuya parte superior o capacete, se llevaba mercancía y en no pocos casos, terneritos y gente, que se suben por una escalera en la parte de atrás.

 

José Carlos

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Acumular durante años en su memoria historias, consejas, anécdotas, dichos y apodos para luego contarlas en un lenguaje sencillo, amable y humorístico fue una tarea que se impuso José Carlos Tamayo Giraldo hace más de 25 años para acrecentar el amor de sus paisanos hacia su pueblo, Granada.