LUCHADOR DE LA SOLIDARIDAD

FRANCISCO LUIS JIMENEZ ARCILA
LUCHADOR DE LA SOLIDARIDAD
Preámbulo:
El pasado 2 de octubre de 1996 arribó a los 104 años el Doctor Francisco Luis Jiménez Arcila. Él es el padre del cooperativismo colombiano y el Cooperativista del Siglo XX en Colombia; además, para nuestro orgullo, es granadino.
Hacía tiempo que tenía en mente conversar con él, pero de manera más bien informal, pues mi pretensión era conocer el lado humano de un ser inmenso, a quien visitan delegaciones extranjeras para demostrarle su gratitud y admiración. Para mí, una persona algo descomplicada y lo más importante, sin ninguna academia en el periodismo, era una empresa bastante arriesgada.
Sin embargo, me armé de valor y lo llamé a la casa para concertar una cita en su oficina dado que no todos los días asiste a ella.
Como cosa curiosa, le entendí que la cita era el miércoles a las 12 del día, pero no llegó: Comencé a sentir frustración de principiante y don Abelardo Aristizábal averiguó la causa de la ausencia del doctor: ¡Claro, la cita era para el día siguiente!
La charla con el Padre del Cooperativismo:
Llegué a su oficina cercana al Edificio Coltejer y ahí estaba de frente acompañado de su secretaria y cuatro apoyos sobre los que ha soportado parte de su vida: la Virgen, la bandera de Colombia, la bandera del cooperativismo y su bastón.
Ahí, como una esfinge circunspecta mirando de frente, estaba el doctor Jiménez. ¡Qué susto!
“¿Y ahora cómo empiezo la entrevista, con un personaje tan respetable?”, me preguntaba para mis adentros.
Esa primera impresión fue dando paso después de saludarlo, a mucha tranquilidad, pues fue él quien justamente comenzó la charla, preguntándome por Granada, hablándome de mi libro Granada Paisa 2; contándome que mi abuelito le hacía los trompos en la carpintería; que la mamá del polémico político y ex ministro Fernando Londoño Hoyos, era hija de un granadino importantísimo en el departamento de Caldas, y algunas cosas más.
Le dije de mi pretensión de entrevistarlo, no tanto para hablar de lo que lo hizo tan grande y tan famoso, sino de su vida privada, para mostrar qué ser humano había detrás de este luchador de la solidaridad.
Se recostó para las fotos respectivas y, ya pasado mi susto, arranqué con el cuestionario:
J.C.T.G: Dr. Jiménez, ¿en qué lugar de Granada nació?
F.L.J.: Yo nací en una provincia que se llamaba Vahítos, ahí en el campo y en el campo me formé. Desde allá, desde la finca, íbamos a la escuela todos los días, porque era muy fácil, quedaba muy cerca, un cuarto de hora; o una media hora tardaba uno en recorrer el trayecto entre la finca y la escuela. Recuerdo que, ya estando jovencito, que podía montar a caballo, mi papá me regaló un caballo, entonces yo recorría todas esas veredas vecinas y conversaba con la gente, me fui informando de lo que pasaba, de lo que opinaban, de lo que creían. Entonces para mí fue muy interesante.
J.C.T.: ¿Cuántos fueron en su familia?
F.L.J.: Fuimos nueve: 4 mujeres y 5 hombres. De ellos apenas permanecemos 3 hoy, 2 hermanos conmigo. Las hermanas murieron y dos hermanos murieron. Mi padre murió en 1948 y mi mamá en 1963.
Y tenemos muchos sobrinos, entre ellos Carlos Mauro Hoyos, que usted recuerda que fue Procurador de la Nación, y fue el que asesinaron.
Y tengo sobrinos muy preparados, por ejemplo, tengo un sobrino que se considera como uno de los más expertos en cáncer, no sólo en Colombia sino fuera de Colombia. …Tengo como 4 o 6 médicos sobrinos y como 3 abogados y hombres de negocios todos los demás, todos están muy bien.
J.C.T.: Sabemos, doctor Jiménez, que cuando Ud. inició la fundación de cooperativas, en Colombia no había ni una sola. En el municipio de Granada tenemos algo muy parecido a una cooperativa, como es la Liga Eucarística. La Liga fue fundada por el Padre Ricardo Mejía en 1934. Usted qué opinión tiene al respecto, ¿usted está de acuerdo con nosotros en que esos pueden ser más o menos los albores del cooperativismo en Granada?
F.L.J.A. Allá hubo otra cosa más interesante: el Padre Clemente tenía las miradas en Aguadas y entonces como en Aguadas se producía el sombrero aguadeño, hizo un convenio con unas personas para que le vendieran la iraca. Él puso un taller, allá trabajaban como 14 niñas haciendo sombreros de iraca.
De manera que esa fue la experiencia más importante que hubo, antes de que se fundara el cooperativismo. Eso no era cooperativa, pero en esa época, que no se hablaba de cooperativas, entonces era una cooperativa de hecho, no en derecho, pero era otra auténtica obra de trabajo asociado.
Nada, pues, como de cooperativa en su momento, pero de alguna manera tiene todos los fundamentos básicos del cooperativismo.
J.C.T.: Doctor Jiménez, ¿usted qué nos habla de su juventud?, la bohemia…
F.L.J.: Es que en Granada no había nada qué hacer… Como no había acueducto, nosotros los sábados y domingos formábamos grupos y nos íbamos para La Honda a unos charcos que había, a bañarnos, montábamos a caballo, salíamos a paseo, pero no había eso que se llama hoy, como parrandas, … eso no se conocía en Granada.
J.C.T.: ¿Por qué, entonces, el Padre Clementito fundó la Liga de la Temperancia? ¿Justamente preocupado por tanto trago que había?
F.L.J.: Cosa curiosa: no había sino un solo expendio de licor, que era El Zacatín (en la Calle Pichincha). Había una calle debajo de la plaza, que era la Calle de La Chirria. La gente iba a tomarse el aguardiente y entonces empezaban a gritar, se producían peleas… Era una cosa muy curiosa, en Semana Santa, todo el mundo el Viernes Santo rezando y rezando y el sábado también y el Domingo de Pascua… la gente se emborrachaba toda… y entonces el Cura decía que lo que se hacía en Semana Santa se perdía el domingo en el estanco… era muy interesante, no pasaba nada, gritaban y molestaban, pero no pasaba nada. Sin embargo, posteriormente siempre hubo un muerto…
J.C.T.: Pero ya en la ciudad de Medellín, donde Ud. Estudió, ¿qué tal la bohemia? El libro de Carlos Banegas nos habla del tango…
F.L.J.: Lo que pasa es que en la Facultad de Derecho… éramos 9, y uno de los estudiantes era director de una academia de baile. Entonces nos enseñó gratuitamente a bailar y nos invitaba a las sesiones de baile que él hacía todos los sábados a las 3 de la tarde. Y nosotros íbamos allá a bailar, aprendimos a bailar, yo aprendí a bailar muy bien, me gané el premio de tango y esa cosa. Pero no se permitía el trago, ni gaseosas, porque no se conocían en esa época. Lo que nos daban era café, el trago estaba prohibido en absoluto. Pero era muy interesante, muy agradable.
J.C.T.: Ahora que hablamos de zacatín, ¿usted sabe, doctor Jiménez, por qué a la Carrera Pichincha la llaman El Zacatín?
F.L.J.: Porque allá hubo un zacatín, y sacaban aguardiente. Yo estuve una vez allá con el que sacaba el aguardiente, desde que empezó el proceso hasta que terminó, hasta que salieron las primeras goticas de aguardiente, y me dio un traguito.
J.C.T.: Ah, entonces viene de ahí, el nombre de la calle donde nací yo, con mucho orgullo. Doctor Jiménez, sabemos que en España hay una avenida que se llama Francisco Luis Jiménez. Esa avenida, ¿en qué parte queda?
F.L.J.: Cuando yo estuve la primera vez en España, conocí a un dirigente cooperativo que tenía a su cargo las cooperativas de vivienda. Como yo tenía aquí también las cooperativas de vivienda, entonces hicimos mucha llave. Y él vino a Colombia, estuvo en Medellín, conoció mi obra y se entendió (interesó) mucho con mi obra. Entonces un barrio que construyó en Madrid me dijo: le voy a poner el nombre tuyo, tengo una Avenida que se va a llamar Francisco Luis Jiménez. Fue cosa del encargado de la vivienda cooperativa en España…
J.C.T.: Nosotros sabemos de la profunda admiración que usted ha tenido por el Padre Clemente Giraldo. ¿Usted qué recuerda, así someramente, del Padre Clemente a nivel cooperativo, a nivel social, independiente de su santidad?
F.L.J.: Yo tengo idea del Padre Clemente desde que tenía tres años, porque mi abuela era muy ferviente, muy fervorosa, y la casa cural tenía una puerta lateral que daba exactamente al frente de la casa de mi abuela. Entonces el Padre Clemente iba mucho allá y un día le dijo mi abuela al Padre Clemente: tenga ese escapulario del Carmen y va y se lo pone a mi hermano y a Francisco Luis.
Me llevó allá y me impuso el escapulario de la Virgen del Carmen. Desde entonces seguí muy de cerca al Padre Clemente. Fui amigo de él y fui consultor de él, porque él me consultaba algún problema… Yo le redacté el testamento. El Padre Clemente tenía mucho interés en la obra social, empezando por haber fundado a San Luis. Lo que le conté yo de los sombreros de iraca.
En agricultura se le debe mucho la cuestión del café. Monseñor Tiberio de J. Salazar y Herrera fue el que llevó la idea cuando era cura de Sonsón. El Padre Clemente la acogió; entonces él se puso a hacerles propaganda a todos los campesinos para que sembraran café. Se le debe a él.
También se le debe a él el colegio; él fundó el colegio por su cuenta. En cuanto a la agricultura, según unas cartas que conserva la familia de él, él tenía negocios con Medellín para que le mandaran abonos, le mandaran semillas, le mandaran herramientas para la agricultura. Era un sacerdote que se afanaba mucho por el progreso de la población.
J.C.T.: No olvidemos, doctor Jiménez, la organización de la feria semanal…
F.L.J.: Ah, eso era una cosa muy interesante. Yo no sé hoy cómo está, pero cuando yo estaba joven, esa plaza se llenaba de ganado… Una vez se propuso que no fuera la feria semanalmente sino cada mes. Hubo una oposición tremenda…
J.C.T.: Le comento, doctor Jiménez, que para orgullo de los granadinos, la feria todavía funciona, y funciona cada ocho días. Con los acontecimientos de hace 6 años, disminuyó mucho, mucho, pero en estos momentos está volviendo a coger bastante auge.
Doctor Jiménez: me va a perdonar de pronto esta pregunta: esos grandes personajes, por ejemplo, como Rafael Pombo, a nivel de poeta y de sus magistrales cuentos, permaneció soltero, lo llamaban sacerdote del verso… ¿A usted qué le pasó, doctor… de pronto por dedicarse mucho al cooperativismo?
F.L.J.: Resulta que por lo menos durante veinte años, yo permanecía 5 días en Medellín y 15 días fuera de Colombia, en América Latina o en Europa. Y entonces, pues yo tuve unas novias y decían que no se casaban conmigo porque esa viajadera la tenía que dejar… Ya cuando me aquieté, ya estaba muy viejo pa’casarme. Esa fue la causa, pero yo estuve enamorado muchas veces… de granadinas y de no granadinas.
J.C.T.: Vea, qué bien, doctor; tenía su novia y se llamaba Solidaridad, ¿cierto? Doctor, una última preguntica: en la obra de Carlos Banegas usted da su opinión sobre el mundo, el universo, el perdón, la muerte ¿cierto? ¿Usted qué opina, doctor, sobre la muerte?
F.L.J.: Bueno, es una cosa necesaria y uno no debe tenerle miedo a la muerte. Uno debe esperarla como un hecho natural. No le tengo terror, la espero como un hecho natural, ya tengo 104 años, no sé qué pensará Dios conmigo, pero yo ya me siento siempre cansaíto, siempre me siento cansado.
J.C.T.: Nosotros sabemos de todas las ejecutorias a nivel nacional, a nivel departamental, a nivel mundial en cuanto a cooperativismo. Granada tiene en estos momentos dos cooperativas, usted sabe que la Cooperativa Coogranada fue fundada por el Padre Pedro Antonio Gómez… A ver, ¿en qué influyó usted para la creación de esa cooperativa?
F.L.J.: El Padre Pedro Antonio Gómez venía todas las semanas a Medellín y lo primero que hacía era ir a mi oficina, a pedirme consejo para lo que estaba haciendo allá.
Y entonces, para fundar a Coogranada, se enteró conmigo de lo que era una cooperativa y qué podía hacer, entonces la fundó.
Pero hay una cosa muy interesante: resulta que a la vereda Los Medios llegaron unas personas raras allá, de ciertas creencias de izquierda, entonces el Padre me puso la queja y yo conseguí con el gobierno un estudio para fundar una cooperativa allá, de concentración parcelaria. Hice los estudios y los mandé al Canadá. Allá ese estudio lo tradujeron al inglés, estuvieron dispuestos a ayudarnos, a hacer que esa cooperativa prosperara… se murió el Padre y se acabó todo.
J.C.T.: Francisco Luis Jiménez, el cooperativista del Siglo XX en Colombia, padre del cooperativismo, una marca registrada, porque nadie puede volver a ser el padre del cooperativismo, lógicamente…
(Por José Carlos Tamayo Giraldo). (Trascripción Francisco Hoyos Hoyos)

José Carlos
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Acumular durante años en su memoria historias, consejas, anécdotas, dichos y apodos para luego contarlas en un lenguaje sencillo, amable y humorístico fue una tarea que se impuso José Carlos Tamayo Giraldo hace más de 25 años para acrecentar el amor de sus paisanos hacia su pueblo, Granada.