Imagen de referencia. Bing AI

VIEJITO ZALAMERO Y JUGUETÓN:

JULIO MARACAS

Solterón, desdentado, cumbambón y de color como cenizo. Pantalón a media pierna, pies descalzos y casquirrajao.

Así lo vi cierta vez, haciendo barro con sus propios miaos, dizque para curarse las jarreteras.

Era un loco malicioso y algo verde. En los “Ejercicios Espirituales” de mujeres, salía detrás de ellas y con el bordón que usaba más que como bastón, como arma contundente,  les levantaba las larguísimas batas y salía carcajiándose, mostrando las encías y diciendo:

“¡Tan bueno… tan bueno… tambiéeen!”

Se la tenía velada o montada a las hijas del Mono Quintero y a Lucila, a quienes después de hacerles lo mismo, les decía:

¡Le convenía… le convenía!”.   Luego de lo cual dejaba a las pobres sardinas  de entonces, todas coloradas de la pena, porque de pronto alguno había sido motivado al  pecado venial o mortal  al verles las ligas de las medias o las enaguas y las combinaciones.

El Padre Ricardo Mejía (fundador de la Liga Eucarística), a quien le encantaba darles bomba a los loquitos, decía a Julio, en el atrio de la iglesia, antes de los ejercicios de solteros:

-Julio, ¿cuándo te vas a casar? –

 -Un día de estos. – respondía Julio -.

 – ¿Y para qué te vas a casar?

 – ¡Pa  escaramucias,  por ese tamal arriba! –Contestaba -.

 – ¿Y con qué la vas a alimentar?

 – Con aguja  y zancarrón de marrano.  -Respondía Julio Maracas-.

Mi suegro Luis Güete, me cuenta que un día, Julio  se encontró treinta pesos en la plaza y ahí mismo fue donde Toñito “Capacho” a comprar una cobija que le costó ¡quince pesos!

Apareció Hilarito Aristizábal  (El papá del requeteconocido hombre cívico don Abelardo Motolito) que era  el dueño de la plata y le reclamó el dinero, del cual solo le quedaba la mitad.

Entonces le preguntó:

-¿Por qué se gastó la plata, pues, hombre Julio Maracas?”

 Y  le respondió, como única  e irónica disculpa:

-“¿Y es que era suya? ¡pues, me convenía… me convenía!”

Y se fue con su risa socarrona por “La Calle de los tramposos” rumbo al Zacatín.

Glosario:

– Escaramucias: Temblores producidos por el miedo o por el placer, indistintamente. También se refiere a escarruciarse que es ponerse la piel de gallina o arrozuda por los mismos motivos.

-Enaguas, Combinaciones: Especie de batas internas sobre las que  las mujeres se colocaban  su ropa de calle o la percha. Ellas le daban volumen a la parte inferior de su cuerpo.

-Calle de los Tramposos: Es la calle Jorge Ramón de Posada, detrás del hospital y que sigue a la Bolívar hacia el atrio de la iglesia de arriba. Cuando un deudor venía por la carrera Pichincha o la del Zacatín y veía que en la esquina de la calle Bolívar frente al ,hoy, hospital, lo esperaba el cobrador de la época, éste se escurría calle abajo por la citada vía, empedrada entonces, para desparecer como por encanto,  del escenario.  

-Zalamero: Juguetón, malicioso. 

-Casquirrajao: Con los talones, agrietados o rajados; con jarreteras.

-Miaos: Orines.

-Desdentado: Sin dientes.

-Cumbambón: de mentón o quijada grande. 

-Jarreteras: Inflamación crónica de los talones o jarretes. 

-Carcajiándose: A las risas, a las carcajadas.

Batas: Ropa talar.

-Sardinas: Muchachas muy jóvenes.

-Ejercicios de solteros: Funciones religiosas durante varios días  para los solteros.

-Ligas: Ligueros o resortes para las medias, cuando no se podían sostener y resbalaban hacia los tobillos, por su propio peso.

-Liga Eucarística: Sociedad mutuaria o “mortuoria” de la Iglesia en Granada.

-Aguja y Zancarrón: Variedad de carne más dura que ver morir la madre.

-Darles bomba: Darles tema para gozárselos.

 

Granada, marzo de 1997

José Carlos

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Acumular durante años en su memoria historias, consejas, anécdotas, dichos y apodos para luego contarlas en un lenguaje sencillo, amable y humorístico fue una tarea que se impuso José Carlos Tamayo Giraldo hace más de 25 años para acrecentar el amor de sus paisanos hacia su pueblo, Granada.