Una historia de Homero  traída a la vida moderna con acento paisa.

(Lectura: 3 minutos)

Resulta pues, que en Troya  vivía un rey *que tenía varios hijos entre ellos Héctor y París, el pispito o el bacán de la casa. Como ese rey  debía de enviar embajadores a las islas de Grecia, mandó al pispo como delegado suyo a una de ellas (Esparta).

Como buen quebrador que era, empezó como jugando y  resultó fue tragándose  de la mujer del príncipe  y, lleno de pasión  se la llevó a la fuerza para su Troya, a vivir al lado de su papá  y ahí sí se armó la de Troya!

París  estaba feliz con su secuestrada. Eso le mandaban a decir que devolviera a la muchareja y nada. Le decían que se rebuscara otra, que para eso era bien pispo y nada. Que era mujer casada y que estaba más bien rejiaíta, pero tampoco.

Como vieron que no le valía ningún consejo, y que su papá lo alcagüetiaba,  en Esparta, el marido todo piedro, reunió a la gallada de las demás islas, para poder recuperar a su costillita del alma. De entre todos, eligió a su hermano Agamenón para que organizara toda la guerra.

Los más berracos de los griegos eran: AGAMENON, AQUILES , ULISES y NESTOR (El Viejito, experto en todo). Con todos estos valientes se embarcaron y llegaron a Troya.

Eso rodearon la ciudad, y al cabo de 9 años de darle vueltas y más vueltas se resultaron peleando fue entre los mismos griegos: Como el jefe Agamenón le robó un esclavo a Aquiles, éste todo berriondo o bravo, no quiso volver a pelear en la guerra.

Los enemigos, viendo desde adentro que se estaban dividiendo y peleando entre ellos mismo y que  estaban sin el valiente y celoso Aquiles, acosaron a los sitiadores, que casi pierden la batalla.

A propósito ¿Cómo vivirían los troyanos encerrados tanto tiempo en una ciudad amurallada, más o menos como Cartagena?

Pero, sigamos:

Al ver que ya casi perdían, un tipo llamado Patroclo se disfrazó de Aquiles y los hizo encerrar otra vez, pero lo mataron ahí mismitico.

Aquiles, que supo la cosa, se embejucó porque mataron a su amigo, volvió a la guerra y peleó con Héctor, hermano del pispo, a quien pasó al papayo. Hecho esto, lo paseó tres veces alrededor de la ciudad y lo entregó a su papá. Lo chillaron mucho su madre (la de él), su mujer y Helena. Aquiles les dio permiso para velar a su compañero.

La Guerra estaba volviéndose como cansonsita, pues ya llevaban 10 años de dar vueltas y más vueltas a la ciudad y no se resolvía nada. Ya la reina por la que luchaban, por ese síndrome moderno que hoy llaman de Estocolmo, se estaba amañando con sus secuestradores y más viejita.

Hasta que al sabio Ulises, se le ocurrió, que si hacían un caballo grandototote y metían soldados dentro, si los troyanos se interesaban, podrían a lo mejor, entrar a la ciudad.

No me imagino cómo sería de grande el caballo, pero así lo hicieron y lo dejaron en las puertas de la ciudad. Luego se embarcaron, haciéndose los bobos, como si abandonaran la guerra.

Los de la ciudad, viendo a ese caballo ahí solo y llenos de curiosidad, lo empujaron para adentro y lo dejaron en la plaza (¡qué pendejos!)

Al poco tiempo, se abrió la barriga del caballo y salieron soldados armados hasta los dientes. Los que se habían como ido, se volvieron y desde afuera comenzaron a pelear; los de adentro les abrieron las puertas de la ciudad y ahí sí, incendiaron todo, rescataron a la reina Helena y se la entregaron a su esposo (Menelao), quien más bien quedó bienelao al ver a su mujer después de diez años. Claro que lo mismo de deprimida debió sentirse ella al verlo todo ajao y sudoroso.

Del medio de las ruinas, logró escapar un guerrero, llevando a su papá sobre los hombros. (pero ésta ya es otra historia)

Mea culpa:
Perdóname hombre Homero, si perratié mucho tu historia; pero hoy, tres mil años después, casi nadie te lee. Ahora la televisión, los Nintendo, la Realidad Virtual, el Internet y otros adelantos, han hecho que te olviden.
Te confunden hoy, con un viejo panzón y feo, de apellido Simpson. Platón es, hoy día, una ponchera de plástico y Beethoven es la historia de un chandoso, en el cine.

Así pues, que, lo mejor, es que no regreses, porque te volverías a morir de estrés y de pena moral.

*Príamo. Menelao**.

Glosario:

-Pispito, vacán: Bonito, arreglado. 

-Se tragó: Se enamoró locamente. 

-Bacán: Buenavida, Gigoló. 

-Buen quebrador: Enamorador, encantador de culebras. 

-Piedro: Con mucha rabia. 

-Alcagüetiba: Alcahueteaba, mimaba, encubría. 

– Se embejucó: Le dio más rabia. 

-Rejiaíta: Ajada, maltratada. Vuelta un rejo. 

-Grandototote: Inmenso. Gigante. 

-Ajao: Maltratado. Arrugado

-Perratié: Volví pedazos, destruí, tergiversé, volví una miseria.  

Granada, 20 noviembre de 1996

 

José Carlos

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Acumular durante años en su memoria historias, consejas, anécdotas, dichos y apodos para luego contarlas en un lenguaje sencillo, amable y humorístico fue una tarea que se impuso José Carlos Tamayo Giraldo hace más de 25 años para acrecentar el amor de sus paisanos hacia su pueblo, Granada.