
DOLOROSA VACUNA PARA EL AMOR
¡Qué traga tan miedosa!
Empieza a temprana edad y en cualquier momento. Un dia de tantos despiertas malhumorado, después de haber pensado gran parte de la noche, en la forma en que te le declararás a la mujer que te atormenta, sin ella, tal vez, saberlo.
Eso ensayas miles de palabras: melosas unas, descaradas otras.
Te dices: –“mañana le caigo a la pelada y le digo que bla, bla, bla... pero al despertar, todo se te ha esfumado; y si en ese momento te encontraras con ella, solo podrías decir un tembloroso y quejumbroso: ¿qué más?”
Este tormento te empezó hace ya diez meses. La amiga, con la que antes charlabas sin tapujos, de repente comenzó a gustarte de otra forma: ya te pones colorado al encontrarte con ella, si la ves con un amigo, te pones verde de la envidia, ¡pues crees que el otro se la conquistará!
¡Ha comenzado la terrible traga de ojo o de lejos!
¿Cómo decirle a ella, que la quieres, si no eres capaz ni de hablarle? ¡Te pones nervioso, se te atragantan las palabras, quieres salir corriendo, ya no te gustan los dulces, los caramelos, ni nada!
¡Empieza la ansiedad a devorarte, comienza la fumadera; vas y vienes por la Variante, bajas a la plaza, ¡vuelves a subir!
Ya el perrito de la casa de ella no es cualquier chandoso; los papás de ella están hasta jóvenes y la mamá es el mismo retrato de ella (piensas); miras mil veces la casa de ella; los hermanitos de ella, antes ignorados, empiezan a ser importantes para mandarle razones a ella, regalitos a ella o para que te hagan cuarto con ella. Pero ¿cómo? si ni ellos saben de tu traga.
En el colegio, las clases son eternas te quedas mirando una sola baldosa como atembado, rebajas en matemáticas, pero aumentas en estética; haces dibujos más bonitos, frases más concordantes, e incluso lees poesías que antes te aburrían soberanamente; pero te empieza a gustar Neruda. Te manda saludes otra muchacha, pero eso te resbala. No te interesa.
El uniforme más hermoso, es el de ella, su figura, su hermosura y su ángel son tu problema.
La miras sin deseo. Solo quieres que ella sea tu novia, para poder zafarte de esa inseguridad, para poder tenerla y contemplarla como una porcelana o trofeo, ¡en tu cuarto y en tu vida!
Vas al Triangulo; llegas a La Junín donde Augusto Pollo bien sabe, sin averiguarlo, que estás más tragado que calzón de loca y te coloca las canciones más apropiadas a tu horrible dilema.
Y ¿qué importa? Cualquier canción le sale a uno en tales circunstancias: desde un bolero o una ranchera, hasta canciones en inglés: todas te salen.
Después de mucho sufrimiento, al fin te decides (al menos tú que al fin eres berraco; porque otros, se quedan con la cruz toda la vida):
Sientes como hielo bajando por tu espinazo, como si cien maripositas pusieran sus patitas y alitas dentro de tu estómago; juras que en ese momento está temblando la tierra, sientes que te quedas sin piso, sudas frío pero tu cara está roja y explosivamente, casi gritándote el alma, dices:
-Estoy enamorado de ti, desde que te vi, me gustaste y … deseo que seas mi novia.
Crees tú que la cogiste de sorpresa, pero ella ya se las sospechaba y muy amablemente te dice:
-Gracias por haberte fijado en mí, pero es que de momento no quiero tener novio; a mis papás no les gusta y además, quiero seguir estudiando.
¿Estudiar? Ahí si se acuerdan del estudio, de las recuperaciones, del profesor.
¡Mejor dicho, se te fue la mano; porque, a partir de ese día, ella se va por otra calle, ya no asiste a los sitios acostumbrados, conocidos de sobra por ti, ya no sale con tu amiga que trataba de ser cuartera contigo!
Pero ¿qué se le va a hacer? Al fin descargaste tu conciencia y, bueno, ¡uno no puede obligar a nadie a que lo quiera! (¡hasta filósofo te vuelves!).
Pasa el tiempo y miras luego atrás:
Ves que los amigos con quienes la celabas estuvieron lo mismo de tragados que tú y tampoco pudieron ser sus novios.
Que esa tal chanda de profesor joven, no le estaba regalando la materia; que los papás sí querían que ella estudiara; que tu mamá ya sospechaba algo, pero no quería hacerte sufrir más con preguntas que, seguramente, tú no le responderías; que el cigarrillito para los nervios si te envició; que ella, al fin y al cabo, no era tan bonita como le veías en tu estado de sopor… y que Dios y la vida, te dan siempre lo que te conviene, ¡aunque en esos momentos te sientas muy olvidado de Él.
Glosario:
-Traga de ojo: Estado en el cual te enamoras de alguien inalcanzable o ante quien el temor te invade hasta dejarte mudo, muchas veces por siempre.
-Pelada: Muchacha muy joven. También se les llama sardinas.
-Atembado: Alelado, ido, embobado.
-Tragado: Enamorado irracionalmente.
-Berraco: Valiente, arrojado.
-Cuartera: Persona que está a tu favor y trata de mover el sentimiento de alguien hacia tí.
-Chanda: Perro callejero y sin pedigree. Así se le dice a alguien a quien no se quiere.

José Carlos
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