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Y me traje para Granada a genios universales de la literatura clásica; es así como por estas calles deambulan Homero con su Ilíada bajo el brazo; Virgilio pasa por la Variante con su Eneida y la muy conocida Caperucita Roja traída desde Francia, aun realiza sus encuentros furtivos con el lobo feroz en la vereda el Edén.
Lanzamiento del libro Granada Paisa 3 y 1
Buenas tardes respetados asistentes al Conversatorio Cultural y lanzamiento del libro Granada Paisa 3 y 1.
Cuando me decidí a escribir hace 16 años, me propuse hacerlo sobre el pueblo que me vio nacer y el que, desde cualquier sitio de la geografía nacional, añoraba con nostalgia y alegría.
Desde luego, inicié unos artículos investigados para que, como me lo proponía, acrecentaran el amor por su patria chica a quienes desde las diferentes regiones del mundo, leyeran mis artículos.
Y así, emocionado por el efecto que estos producían, me volví osado:
Y me traje para Granada a genios universales de la literatura clásica; es así como por estas calles deambulan Homero con su Ilíada bajo el brazo; Virgilio pasa por la Variante con su Eneida y la muy conocida Caperucita Roja traída desde Francia, aun realiza sus encuentros furtivos con el lobo feroz en la vereda el Edén.
Y Cristóbal Colón viró sus carabelas para encallar en Granada a contarnos su odisea de la conquista de un mundo, que ni él mismo sabía que era el no buscado.
Y Pablo de Tarso también fue sonsacado para que hiciera un alto en sus epístolas y viniera a Granada y nos contara su vida humana, demasiado humana, y qué hizo que un converso como él fulgurara en el ámbito de la Iglesia a la que antes, persiguió con saña.
Y Tiberio de Jota Salazar y Herrera, el Arzobispo, tornó a su pueblo a contar su historia y su época, de la mano de unas gafas que aún deambulan por este siglo 21, a la espera de ser recibidas por un vástago de la familia.
Volví paisas con apodos el Éxodo judío y la gran obra de la Creación en el Génesis, hechos que, en una loca traslación, ocurren en las tierras de Granada.
Y compartí expresiones como el famoso “bendíiito”, “agoniciento”, “compáña”… y centenas más que se utilizan aún entre los paisanos; tantas veces que, junto con los más de 520 apodos granadinos publicados se podría hablar, sin exageraciones, de un lenguaje propio en muchos casos sólo entendible entre los raizales de Granada.
Y vinieron de las diferentes veredas y sitios vecinos, las chuchas, los pinches, las hormigas cayuras y calentonas, Rumbimbo (el perro desplazado), un gallo mandón en el gallinero, la cucaracha, la mosca, marranos y hasta un espermatozoide para matricularse como granadinos y contar su historia entrelazada con la de Granada.
Deambulan aún, como fantasmas buenos traídos a la época, los carpinteros con mi papá Francisco Javier Tamayo Vélez a la cabeza, cepillando y puliendo cedrillo, Chilco colorado, y sueños de ver a sus hijos progresando.
Volví a recorrer los negocios de los años 60 y 70, con su fragancia de manzanilla hirviendo; con el olor mezclado de tinto, cerveza, cigarrillo barato y el aserrín que tapaba un mojado hecho en el piso por algún paisano mareado por Baco.
Y volví a traer, de vuelta, a uno de los paisanos que se había ido pa’arriba, para que nos contara su historia y vida desde su pre-adolescencia en esas lejanías del pie de monte del Valle del Cauca y de Cali.
Y traje la historia oral de Granada, plasmada en la memoria prodigiosa de Hernán Benjumea, quien recuerda nítidamente acontecimientos y consejas de la Granada de los finales de los años 50 hasta nuestros días.
Así mismo, vino el doctor Gerardo, quien nos descubre su naturaleza cívica y humana en un reportaje sin cita previa y con fórmula que no requiere cancelación.
Pero…
Pero, también desde las revistas y la emisora que me abrieron sus puertas, envié a las personas del mundo exterior anécdotas y personajes que con su sencillez han hecho historia en Granada.
Mostré al Burro de Guadalito, Beiba, Olivia Saturdina, Rodulfo, María Boba, Julio Maracas; al idealista Take Pún, al juglar Baldomero y a muchos más para decirle al mundo que su historia personal y social también emulaba a ese loco maravilloso Don Alonso Quijano, al sencillo y primario Sancho Panza y a los personajes como Dulcinea, inmersos en la obra universal de El Quijote.
Le conté que fui a Medellín por primera vez a ver los aviones de cerquita y subí y bajé en las escaleras eléctricas del almacén Caravana y que, como a muchos de mis paisanos, también me estafaron con fotos que nunca reclamé y anillos brillantes de oro, que como por arte de magia se volvieron negros a la media hora de comprados.
Conté al mundo que hubo una Granada y una época en la cual tuvimos gran progreso intelectual y efectivo, en la que se hicieron obras de envergadura como la Variante, el nuevo hospital y llegó la electrificación accesible a casi todos; y que además, en esa época se sintieron los coletazos de los hippies en jóvenes con cabello (e ideas) largas y vestimentas estrafalarias, si las miramos en perspectiva, desde esta época.
Le dije al mundo que por aquí también pasó el carranchil y que aún somos susceptibles a la calvicie, los orzuelos, las caries y el dolor de muelas, solo calmado con el gatillo en manos de los dentistas de entonces.
Y que tenemos la calle de El Zacatín a donde iba medio pueblo por el agua y en la cual todos nos conocíamos, de tal manera que, como dice sabiamente Gildardo Tamayo, mi querido hermano; “Granada era un hogar con calles.”
Le conté que disfrutamos de paseos de día entero, serenatas con una guitarra “zurrunguiada”, que enamoraron muchachas; exámenes finales aterradores, Rosarios de Aurora pasados por agua, pesebres con ovejas más altas que las casitas y una feria semanal de Granada donde se mezclan las reses susceptibles de ser vendidas unas o de ser preñadas gratuitamente, otras.
Y le dije al mundo que también caminamos con una señora llamada Vejez, y que ésta, en Granada, es una dama muy respetable a la que aspiramos muchos a tener en nuestras manos, pese a que a finales del año 2000, ella, fue truncada en muchas personas que no alcanzaron a morirse de viejos, víctimas tempranas de la violencia que nos asoló.
Así, en un corto vuelo por la historia de mi pueblo, aterrizo mi mente en este recinto para presentar el producto físico de estos sueños surrealistas.
Con sumo agrado, hoy 5 de enero de 2013, presento el libro GRANADA PAISA 3 Y 1, para el deleite de todas las personas y, muy especialmente, de mis incondicionales lectores.
Este libro, apto para todas las edades, es la compilación de artículos escritos en los últimos seis años y del Libro Granada Paisa 1, editado y agotado hace ya doce años.
Granada Paisa 3 y 1 está dedicado a mi señora esposa Martha Nelly Zuluaga Salazar; a mis hijos Wilson y Germán; a su esposa Johana Zapata y a mis nietos Ángel, Celeste, Simón y María Belén; todos los cuales han hecho de mi vida un Edén.
Agradezco la realización de este proyecto, primero que todo a Dios Nuestro Señor y María Santísima; así mismo y a todas las personas y entidades, que sin querer omito y que hicieron posible este trabajo que es un homenaje a GRANADA, esa dama vestida de verde, que con los brazos abiertos, nos sigue esperando como madre amantísima, recostada en las montañas del Oriente Antioqueño.
José Carlos Tamayo Giraldo
(Hoy por hoy, a María Belén le siguen Ana Sofìa, Juanita y las mellizas Isabel y Susana, y Wilson se casó con Liliana Ossa y me han dado tres nietos: Pablo, Mariana y Manuela, Salomé y Sara. Los apodos ya no son 520 sino 900 y los artículos publicados aumentan mi producción literaria) (Marzo 10 de 2024)
Granada, 5 de enero de 2013
Paseo por una novena navideña
En nuestra calle hay una casa y en su largo corredor, una mesa ancha con musgo y cajitas desarmadas de cartón simulando arrugas de la tierra; allí están los tradicionales pastores con sus ovejas, caminitos que se pierden entre los pliegues de las montañas, marranitos más grandes que un caballo, un pedazo de espejo simulando un lago con algunos patos parados en él y fuera de la mesa, María, José, Melchor, Gaspar, Baltasar y unos pastores intensos, esperando su turno de entrar en escena. Una choza hecha sin el permiso de la oficina de Planeación, pero antisísmica, dará cobijo al Rey Niño; tal es el escenario donde se desarrolla el acontecimiento más grande de la humanidad: el nacimiento de Jesús.
En el cuarto ya se escuchan desde un tocadiscos Silvania Tres en Uno los primeros villancicos, con su tutaina, tuturumaina, Ven, Ven, Ven, Antón tiru-riru-riru, Antón Tiru-riru- rá ..
¡Es el primer día de la novena y hay un ambiente solidario y feliz!
Ya las vecinas se han estado regalando plataos de natilla y buñuelos como muestra de buena voluntad; en la noche los niños van llegando al corredor, donde sólo hay nueve taburetes y tres burritos o banquitos de madera y se acurrucan, alrededor del hoy por hoy, antiecológico pesebre de musgo.
Las tapas machacadas de gaseosas, unidas por un alambrito, hacen un sonido particularmente hermoso e inimitable; las panderetas, maracas, pitos y dulzainas empiezan a ser ensayadas por los niños para ser tocadas cuando llegue la parte de los Gozos donde comienza la algarabía: Dulce Jesús mío, mi niño adorado, ven a nuestras almas, ven no tardes tanto.
Un señor, algo borracho por unos cuantos guaros, es el encargado de empezar la novena de aguinaldo, que es un librito barato editado por Cacharrería La Campana. En medio del fervor, los niños se miran con malicia al oír decir que san José es el Padre Putativo de Jesús, y el lector nota que la novena es lo más de confianzudita, pues en toda parte a Dios, lo tutean o lo tratan de “Tú”.
Pensando en ello estaba, cuando en la novena llegó a la parte que dice “ábranse los cielos y llueva de lo alto”, y la leyó como “abracen los huevos y llueva de lo alto…”; pero, lo que causó más conmoción fue cuando leyó muy tranquilo: “…ya la oreja bizca, ya el cordero manco”. Todos, casi hasta la mula y el buey, soltaron la carcajada, por tamaña metida de patas.
Los niños están ansiosos: eso se tiran cauchitos, se jalan las orejas y se dan codazos, les hacen cachitos con dos dedos al compañero de enseguida, esperando a que digan el último verso: “Ven salvador nuestro, por quien suspiramos”. Unos lo esperan ansiosos, por ser el más cortico; otros, porque es señal inequívoca de la repartición de los confites, cofio, minisigüí o azúcar saborizado, o también los bombones de coco; pero, los demás niños, para salir corriendo a otra novena y así repetir la dosis de dulces que abundan en estas novenas.
Después de la novena.
El pesebre, que vieron los niños media hora antes, ya no es el mismo, pues casi todos, mientras rezaban, metieron la mano y variaron completamente la historia sagrada:
Una oveja, más grande que la iglesia del pesebre, aparece montada sobre un camello; el gallo está nadando en el lago, los patos están en el filo de una montaña, la estrella de los Reyes Magos, a pleno 16 de diciembre, ya está a la entrada de la choza, la Virgen María y San José ya llegaron a ella, un ovni y un avión supersónico, están suspendidos en una chamiza de un árbol seco.
La vaquita a la que le salía agua por las tetas al alzarle la cola está ahora teti seca y con el líquido regado por el musgo, lo que da un olor delicioso a vegetal recién recogido. Una muñeca tuerta y sin un brazo, espera a ser agarrada por alguna niña; los muñecos de Power Ranger, Pokémon y Bart Simpson están agarrados detrás de la choza, y al lado del vaquero, más grande que su caballo, está la volquetica de plástico, sin las llantas delanteras, olvidada por un niño en su prisa por salir.
¿Y, yo? Pues, aquí bregando a sacarme del pantalón este chicle que uno de los niños dejó pegado en el taburete y al cual sin darme cuenta me senté!
¿Y en la calle?
En tanto, hacía ya días se habían comenzado a llenar la plaza, calles, balcones y frentes de las casas, del ambiente de navidad: Luces centelleantes, (compradas más baratas que el año pasado), lanzaban ya sus colores acariciando las retinas y en las casas aparecieron moños, árboles de navidad y sus instalaciones, con cantos continuos y repetidos de pajaritos enloquecedores, ¡muñequitos de nieve y Papá Noel, del cual decían, que la fruta que más le gustaba era el borojó-jo-jó-jó!
La música de parranda comenzaba a ser molida en todas las cantinas. Recordando hoy, se pusieron de moda discos como Carrataplán, ¿Te Casaste Toño? El Morro, A que te cojo el Corrosco y El Polvorete, (¿Quién tuviera la dicha que tiene el gallo…?) el cual queda muy ordinario, si es cantado por un coro de monjas.
Pero, todo ese lujo quedaba hoy opacado por ese sencillo drama ideado hace hoy, 800 años por San Francisco de Asís: un pesebre que es representación del sitio humilde donde Jesús, que pudo haber nacido en palacio de oro, prefirió hacerlo para ser un Dios humanado.
¡Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad!
¡Feliz Navidad para todos, son los deseos sinceros del autor!
(José Carlos Tamayo Giraldo)
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José Carlos
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Navegando por Granada
Acumular durante años en su memoria historias, consejas, anécdotas, dichos y apodos para luego contarlas en un lenguaje sencillo, amable y humorístico fue una tarea que se impuso José Carlos Tamayo Giraldo hace más de 25 años para acrecentar el amor de sus paisanos hacia su pueblo, Granada.