¡Perdido en el tiempo y el espacio!

PERDIDO EN EL AYER, HOY
(Lectura: 5 minutos y medio)
Le pedí a Dios que me devolviera a mi escuela cuando tenía 8 años de edad; pero me dejó en la época actual y sólo con mi experiencia adquirida hasta esa tierna edad, de manera que me borró todo lo vivido a partir de ahí. O sea que todo era nuevo para mí, de 8 añitos de edad, ahora.
8:05 A.M. Convencido de que estaba en los años 60, llegué al primer curso de la escuela y vi que todos mis compañeros tenían sólo 6 años, pues los de mi edad estaban ya en el tercer curso de hoy. En el patio de recreo no vi a la maestra Rosalba, ni a quienes se matricularon conmigo como Hernán; tampoco vi a Félix, ni a Pacho, tampoco a Rodrigo ni a José Ángel. Al contrario, sólo escuché nombres como Bastián, Emiliano, Sebas, Alexis, James, Mateo o Matías.
Saqué mi libro de La Alegría de Leer y los compañeritos me miraban lo más de raro porque yo era el único que no sabía leer ni escribir, pues todos ellos ya estaban estudiando desde los tres años de edad y habían pasado por párvulos, pre jardín, jardín infantil, transición, es decir, todos esos programas anteriores al primero de primaria, que yo no habían ni soñado en mi pueblo. Por eso sólo de 8 añitos, entré derechito a primero de primaria.
Hasta mi motilado con copete al estilo de san Pedro les parecía raro a mis compañeros que me miraban como a un duende.
-“Qué va; eso de duendes es pura Realidad Virtual” – dijo un compañero con gafitas que decían que era un teso… y parece que sí.
Saqué mi cuaderno Bolivariano y ellos sacaron unos más grandotes con fotos de mujeres tan bonitas y mostronas que parecía que se los habían comprado sus papás.
Yo estaba en un rincón pensando cómo sonaba o se pronunciaban la B con la A y cuánto sumaban el 1 más el 4. Mientras yo mordía nervioso el borrador de mi lápiz Fígaro, ellos hacían talleres en línea con unos monitores que no los vi por ninguna parte, pero ahí estaban.
El lenguaje de ellos era todo raro; lo que para mí eran amigos, para ellos eran dizque Neas y Parceros; cuando todo estaba bien, decían que muy Cool; hablaban con unos términos como Holi por decir “hola”. Okey, oki, okis, okeler, por decir que “muy bien”; además, decían términos técnicos como Memoria, RAM, Pixeles, Teras, Celulares, Full HD.
En cambio, yo solo había oído hablar hasta ahora de un tal AM en la radio y VHF y UHF en la televisión. El acontecimiento científico más importante que iba a ocurrir era que el hombre llegaría a la luna! Además, anunciaban por todas partes visita del Papa Pablo VI a Colombia.
¡Qué desorientado me sentía en ese mundo que apareció de repente en mi vida! Tendría más de cincuenta años adelante para poder entenderlo, pero no lo sabía en ese momento.
Salimos a recreo y busqué mi coquita de de arroz con tortilla de huevo y una botella con aguapanela, mientras los otros sacaban manzanas, unos tales sánduches, unos jugos empacaos y galletas que muchos ni probaron. Por eso es que vi a algunos muy pálidos y flacuchentos.
Yo estaba aterrado ya, porque por ninguna parte vi materias como Ética y Urbanidad, y muy poco hablaban de Jesús, María, los apóstoles, Córdova, Policarpa o Simón Bolívar, como lo hacía mi papá. Ya iba a preguntar el por qué y a esperar el reglazo en la mano; pero no sucedió, porque ya había hasta personero escolar para hablar o exigir por los derechos de nosotros los niños para que nos protegieran. Lo malo es que, pese a ello, muchos de mis compañeros eran muy maleducados y vivían solos en sus casas y ni hermanitos tenían sino un perro o un gato. ¡Los sentí tan solitos y aburridos en medio de tantos adelantos!
¡En cambio, yo añoraba a mis ocho hermanos para jugar, pero no los veía por ninguna parte y comencé a llorar amargamente! ¡Cómo extrañaba aunque fueran los aruñetazos de mi hermanita menor!
Nos soltó la maestra a recreo y yo saqué mi trompo, bolas de cristal, el “Toma Todo” y mis corozos; pero mis compañeros no sabían qué era eso tan mañé, de manera que traté de enseñarles, pero qué va, ellos jugaban fútbol en unas pantallitas. Ya no necesitaban ni canchas.
Tampoco sabían que la leche y los huevos los producían las vacas y las gallinas, porque creían que, simplemente los hacían en unos graneros muy grandes que llamaban supermercados.
Miraba a ver con quién jugar, pero todos, especialmente los mayores a nosotros, estaban con la cabeza baja, como pensativos y apenas movían los dedos gordos de la mano sobre esos aparatos que los tenía, pero absorbidos. Incluso dizque chateaban o conversaban con unos tales Influencer o Youtubers todos locos, pintados, feos y desorientados, tal vez como ellos estaban ya.
Eso no me había pasado por la cabeza de que pudiera ser inventado. Para mí era magia, pura magia, porque lo más avanzado que había conocido era un radio Sutatenza de pilas y un televisor a blanco y negro Philips, de nuestros vecinos.
Las tareas fue lo más difícil para mí, porque nos pusieron a investigar sobre enfermedades, bacterias y virus; las bibliotecas estaban vacías, pero mis compañeros tenían unas pantallas que les decía todas las tareas. Qué rabia. Yo me las comencé a grabar en la mente porque hablaban constantemente del virus: Era una pandemia, además informativa que puso a la gente a caminar con la cara tapada, como con pena de que los vieran.
Un día comencé a sentir unas bolitas debajo de las orejas: ¡Tenía paperas! Y me comenzó una fiebre tan alta que muchas veces deliré y veía pasar como en película, unos acontecimientos que no tenían por qué estar sucediendo, ni en los sueños de los más optimistas. Me tuve entonces que arrinconar por allá, solito y tiritando:
La maestra, o la profe, como le decían mis nuevos compañeritos se entristeció de mi situación y me adoptó en su casa. Un día me sacó al centro de la ciudad. Yo ya había ido con mi papá y conocía unos lugares muy importantes. Por eso le dije que me llevara otra vez al almacén Caravana para montar en sus escaleras eléctricas y me dijo que ella no lo conocía.
Le dije que me llevara entonces a la estación del ferrocarril en El Pedrero, pero sólo vi un monumento, que ya no se movía. Era casi que un museo.
Ya todo impresionado por estos cambios tan bruscos para mí, le dije que subiéramos a la carrera Bolívar a coger el bus de Aranjuez Anillo junto al restaurante Cyrus y lo que vi fue un puente larguísimo por encima del cual pasaban unos trenes.
-¡Es el Metro de Medellín! -me dijo muy orgullosa, mi maestra.-
Pensaba yo que qué había pasado que lo que tanto añoraba ya no estaba. Era como si el tiempo hubiera pasado llevándoselo todo.
Estaba yo más confundido que Adán en el día de la madre y miraba para todo lado y entonces escuché una música bulliciosa y lo que vi, me dejó pero aterrado: La gente ya no bailaba porro, ni cumbia que era lo que hacían mis papás: sólo un tal reggaetón, electrónica y unos sonidos tan estridentes y luces enceguecedoras que hacían que los que bailaran se retorcieran de la manera más miedosa, como locos y pegaítos.
De pronto miré al cielo, para pedir ayuda a Dios, porque era un niño fuera de época y comencé a enfermarme y entonces me llevaron a una tal EPS para ver qué me pasaba y era que estaba llegando a otra pandemia: a una tal “Depre” que estaba azotando a mucha gente, especialmente a los jóvenes.
8:09 A.M En la habitación donde yo estaba, se comenzaron a escuchar noticias y noticias sobre ese virus y sus consecuencias económicas, mientras yo, sudoroso y con palpitaciones abría mis ojitos, feliz de ver que había vuelto a la realidad en la época y edad actual en la que, pese a las dificultades del Covid-19, debiera haber estado y no haber salido nunca, ni en sueños.
Glosario:
-Copete: Mechón de cabello sobre la frente.
-Mostronas: Aparentes, elegantes, insinuantes.
-Coquita: Utensilio generalmente de plástico, adaptado para llevar las comidas al trabajo o al estudio.
-Ética, urbanidad: Materias del pensum que se estudiaban antes.
-Teso: Muy bueno, entendido, inteligente.
-Aruñetazos: Arañazos, rastros de las uñas en la piel
-Corozos: Frutos pequeños y duros como canicas de una clase de palma
-Tan mañé: Tan cursi, tan ordinario.
-Paperas: Infección vírica contagiosa que causa un aumento de tamaño de las glándulas salivales acompañado de dolor. Si no se cuidan, también puede afectar los testículos, el encéfalo y el páncreas, especialmente en los adolescentes y los adultos.
-Depre: Apócope de depresión, tan difundida, paradójicamente, por esta época de tantos avances médicos y tecnológicos.
Medellín, Abril 12 de 2020

José Carlos
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Acumular durante años en su memoria historias, consejas, anécdotas, dichos y apodos para luego contarlas en un lenguaje sencillo, amable y humorístico fue una tarea que se impuso José Carlos Tamayo Giraldo hace más de 25 años para acrecentar el amor de sus paisanos hacia su pueblo, Granada.