…huevos que son los que le faltan al tal zancudo macho que me tocó, en suerte. Porque mientras hago todo el trabajo, a ese tal macho lo veo por ahí oliendo florecitas y los jugos de las frutas, en lugar de estar muliando y peligrando como yo….

¿Zancudos? ¡Ni tan malos!
Hola, soy Zancu, hembra y nací en el interior de una llanta de carro, tirada en el solar de Chepe, y mientras preparo mi artillería para picar al autor que me está dando papaya por ahí en pantaloneta, les voy a contar algo muy vacano sobre nuestra especie mosquito:
Les aclaro que el término mosquito es bastante amplio, tanto que hay más de 3.000 especies diferentes; aunque solo unos cuantos cientos de ellos somos aficionados a la sangre humana y con eso es suficiente para que nos odien a todos.
Tengo cuerpo delgadito, patas largas y flacas, mirada coqueta y gran agilidad y mi actividad es diaria y nochemente, como dice Chulo, un amigo de mi futura víctima; pero no se crea que soy una deseada reina de belleza; por el contrario, los humanos, cuando pueden, me ven fea y trasnochadora.
Qué les parece que a donde llego me reciben con aplausos y una vez me preguntaba: ¿por qué me aplauden con emoción si no soy reggaetonera famosa ni, que recuerde, he grabado una sola canción en mi corta vida?
La trompeta o corneta son muy famosas en la Sonora Matancera, Pastor López, en los pasodobles españoles y en las rancheras mejicanas y entonces me dije:
“Bueno, Zancu; con tu sonido de trompetica, a lo mejor grabaste borracha por causa de los hematíes y te tienen en la lista de éxitos y no lo sabías”.
Por eso me asomé a Spotify y a Claro Música a ver si estaba y, pese a que mi música de las alas es de las más escuchadas en todo el mundo, no me encontré; aunque sí a la Mosca Tsé Tsé. No obstante, sin buscarlos, los aplausos por mí siguen y siguen a donde llego.
Les cuento que a pesar de la mala fama que pesa sobre todos los zancudos que porque picamos, sólo nosotras, las hembras lo hacemos; pues estamos bien equipadas:
Lo que guardamos dentro de la trompa son seis agujas. Dos de ellas tienen pequeños dientes para penetrar la piel; otras dos nos sirven como pinzas para mantener la piel separada; una aguja detecta las venas y chupa la sangre de la víctima y la sexta es para dejarles la saliva anticoagulante y las toxinas que son las que causan la inflamación y el picor; mejor dicho, si yo fuera humano, sería una especialista muy exitosa de la microcirugía.
Imagínense que somos capaces de beber sangre hasta tres veces nuestro propio peso corporal, lo que nos pone lentos y más visibles para la palmada, a veces fatal para algunos como Anopheles que, así, con ese nombre tan raro y todo, quedó como un huevo estrellado en un parabrisas.
Y les voy a contar que soy como una pequeña manguera porque a medida que voy chupando la sangre, elimino el exceso de agua por detrás, como los gallinazos que van comiendo y cursiando. Es como si me estuviera yo mismo exprimiendo para quedarme con la mayor cantidad de nutrientes de la sangre para mis queridos huevitos; huevos que son los que le faltan al tal zancudo macho que me tocó, en suerte.
Porque mientras hago todo el trabajo, a ese tal macho lo veo por ahí oliendo florecitas y los jugos de las frutas, en lugar de estar “muliando” y peligrando como yo. Todo porque su probóscide o trompita no es lo suficientemente fuerte para penetrar la piel y por eso no se alimenta de sangre. Este macho sí me salió muy delicado, va pal verracos.
Me cansé de buscar sobre mis atributos y, de verdad, son pocos o poco conocidos, porque lo que sé es que estamos en todas partes y nos volvimos una plaga: Cuando nos posesionamos de alguna zona, hasta los humanos tienen que salir o emigrar en masa, porque no nos aguantan. Dicen que es mejor aguantar un ventilador de piso, cojo y desajustado que a nosotros zumbándole en los oídos y picándolos por todas partes.
Imagínense que los zancudos, así pequeñitos y todo, somos considerados los animales más mortíferos del planeta y enfermamos a casi 700 millones de personas cada año. Pero no es por maldad, sino que somos vectores y se nos pegan esas plagas que propagamos sin saberlo. Algunas especies, como mis agresivas vecinas Aedes aegypti, son famosas por transmitir enfermedades como el dengue, la fiebre amarilla y el Zika1.
Pa mejor decirles, somos tan mortíferos que casi duplicamos las muertes que se causan entre los mismos humanos porque según datos de la Fundación Bill Gates, el hombre, con sus envidias, odios, venganzas, guerras, polarizaciones y ambiciones es causante de “apenas” 475.000 muertes al año versus nosotros que matamos a 725.000 y piquito personas.
¿Pero solo nos hicieron para hacer el mal? Pues, ni tanto:
¡Un mundo sin cacao por un mosquito!
Les cuento que la especie Forcipomyia squamipennis, que es más fácil verla que pronunciarla, es muy importante para la polinización de la planta de cacao. Si todos los mosquitos nos extinguiéramos, tendrían que prepararse para un mundo sin chocolate y eso para la madre, la novia, las dulcerías la gente en general y la industria sería gravísimo.
Abono de mosquitos:
Los mosquitos ponemos los huevos en el agua y las larvas que nacen de ellos sirven de alimento a los peces. Qué pecao. Incluso, los mosquitos que mueren por causas naturales sirven, porque las algas y el material vegetal que han comido cuando eran larvas terminan en el suelo cuando mueren. Eso hace que los mosquitos muertos, aunque se necesitan muchos, sean un buen alimento para las plantas…Y, no más, por hoy…
Epílogo: Al fin me le lancé al autor que en esos momentos estaba pensando, como atembado, sobre la situación del país y del mundo; pero con una Revista Granada en la mano como un abanico me sacó ventiada y me tuve que subir al marco de la puerta que tiene el mismo color mío para que no me viera. Esta noche no voy a picarlo, pero sí le voy a revolotear haciendo sonar mi sirenita, hasta que, al fin, resignado y ojibrotado por la falta de sueño me diga; “Pique, pique; pero no pite, ¿sí?”. ¡Qué pecao!; ¡qué noche la que le espera al pobre, Chepe!
Glosario:
-Dando papaya: Exponiéndose innecesariamente.
-Vacano: Muy bueno
-Cursiando: Haciendo una deposición fecal.
-Muliando: Trabajando como una mula.
Medellín, mayo 23 de 2024

José Carlos
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Acumular durante años en su memoria historias, consejas, anécdotas, dichos y apodos para luego contarlas en un lenguaje sencillo, amable y humorístico fue una tarea que se impuso José Carlos Tamayo Giraldo hace más de 25 años para acrecentar el amor de sus paisanos hacia su pueblo, Granada.